13. DESIGNIOS (Sara Lew)
La caída desde lo más recóndito del infierno hasta el idílico cielo se me hizo interminable: me vi obligado a sortear un laberinto en llamas para no ser arrastrado por el magma, con las manos desolladas llegué a la boca de un volcán que me expulsó junto a gases y cenizas, atravesé tormentas eléctricas, me sumergí en nubarrones colmados de aguaceros… Logré seguir adelante porque la idea de un destino mejor reconfortaba mi alma. Sin embargo, a poco de llegar a aquel paraíso celestial, cuando recién comenzaba a disfrutar de su calma y de su cándida levedad, una mano gigante y poderosa volteó otra vez el gran reloj de arena de la existencia.
Y así es la vida, un ir del cielo al infierno y viceversa sin que podamos hacer nada para evitar que nuestra existencia deje de dar vueltas. Una metáfora fantástica.
Un abrazo y suerte.
Así es. La vida se mueve y nosotros con ella.
Gracias, Rosalía.
Un saludo.
Vivimos en un reloj de arena que no para de dar vueltas, por no decir bandazos, sin que podamos evitarlo. Es como si una mano gigante lo manejase, o designios escritos de antemano. Cada vuelta, además, resta un dígito del total, que es finito. Por eso será que dicen que la muerte es el descanso. Aunque bien mirado, una vida llena de placidez absoluta puede que no tuviese mucho aliciente. Superar los baches y alcanzar objetivos, quizá la dicha esté en eso y no nos damos cuenta.
Un abrazo, suerte y gracias por tus ilustraciones, Sara.
Es verdad. El protagonista se queja de sus experiencias al límite, pero resulta que gracias a ello tiene algo que contar, y puede jactarse de salir adelante, de lograr su objetivo. Y, por supuesto, si no hubiese tenido todas esas vivencias tan estresantes antes, no habría disfrutado tanto de la placidez del paraíso. Quizás, hasta se hubiese aburrido.
Gracias siempre por tus comentarios tan certeros.
Un saludo.
Sara, un relato existencialista bellamente narrado en una gran metáfora. El perfecto final tan inquietante como real nos da qué pensar.
Me ha gustado
Girar y girar… hay que estar preparado para los cambios. Y la kalopsia nos hace ver lo mejor en aquello nuevo que se nos presenta. A veces es una ayuda, otras un engaño… Pero hay que seguir.
Gracias por comentar. Un saludo.
Sara, totalmente de acuerdo con lo que dice Pilar: Un relato existencialista, bello y una metáfora continua guapísima. Tu reloj de arena creo que está trucado porque dura bastante más el paseo por el infierno que el que da tu protagonista por el paraíso. ¿Será solo una sensación del lector o verdaderamente es así? Bella historia.
Nos leemos
Jaja. Yo creo que objetivamente duraría lo mismo el reloj, pero ya sabemos que cuando lo pasamos mal o estamos en una situación extrema y peligrosa el tiempo se nos hace eterno; sin embargo, lo bueno pasa rápido y nunca es suficiente.
Gracias por comentar. Un saludo.
Ser feliz en el camino,y con el camino, sea hacia el norte o hacia el sur… Genial Kalopsia me parece. Buen micro y buenas ilustraciones Sara, un placer disfrutar de ambas cosas.
Abrazos
Hola Sara, el Ángel caído al reves, una vuelta y el mundo del revés. Interesante esa vida que sube y baja, como la de todos, incluso sin llegar al infierno. Suerte
Subir a los infiernos y caer a lo más profundo del cielo para, cuando ya se saborean las mieles del paraíso, el volteo de la existencia nos lleva a la casilla de inicio. Inevitable el recuerdo al mito de Sísifo.
Muy buenos augurios para tu relato.
Suerte, Sara.