13. VAMP (GINETTE GILART)
Ya no viste caperuza, pero siempre lleva algo rojo; zapatos o botines, bufanda o fular, bolso, pendientes, o simplemente perfila sus labios y les pinta de rojo rubí.
De su encuentro con el lobo le han quedado secuelas: las noches de luna llena siente que su cuerpo se transforma, se cubre de largos pelos negros, brillantes; sus dedos se alargan, se vuelven garras y sus dientes se convierten en colmillos afilados. Entonces sale a la calle y aúlla a la luna, luego olfatea el aire en busca de alguna víctima para poder saciar su sed.
El lobo no llegó a comerse a Caperucita, sino que fue ella quien adquirió sus características más temibles. Se terminó eso de ser una pobre e inocente pequeña haciendo recados por el bosque solitario y peligroso. Ahora no hay quien la tosa, la depredadora es ella.
Un abrazo y que 2019 te traiga muchas satisfacciones Ginette
Una vampiresa en toda regla. Escueto Ginette y muy buen relato. Suerte.
Besicos muchos.
Ay, ay, ay, pobre Caperucita, que con esta ocurrencia de escribir sobre el rojo, me la estáis dejando hecha un adefesio.
Bromas a parte, te deseo suerte y sobre todo feliz año nuevo. Abrazos.
Usado un término en inglés, podría decirse que este micro es un «mashup» entre la leyenda y el cuento de hadas, que recicla y reutiliza más que adecuadamente el término «Vamp»; de ahí su narratividad, su encanto y fortaleza.
Decir que me encantó es poco, GINETTE.
Cariños,
Mariángeles