163. EL REFLEJO DEL AMOR PERDIDO, de Carballo
La senda se estrechaba y, de repente aparecia un hermoso bosque de sauces llorones, que rodeaban un pequeño lago de aguas cristalinas, en el que se reflejaban sus largas ramas , que caían como lagrimas sobre aquel espejo tranquilo. En aquella laguna que permanecia quieta como un plato brillante donde se reflejaba la luna llena, la muchacha se miró en las aguas y en ellas vio la nostalgia del amor perdido. Se había refugiado alli buscando un lugar tranquilo donde llorar a su enamorado. Este, la había abandonado aquella tarde, al quedar atrapado en los brazos de otra mujer más madura, enredado en sus tiernas palabras.
¡que lindo!