20. EL EQUILIBRISTA (Sara Lew)
Cada vez que le cuento a mi psicóloga que he trepado por la fachada de un rascacielos sin arnés, o que he hecho el pino con una sola mano sobre la cornisa de un edificio, logro captar una chispa de envidia en sus ojos antes de que me pregunte muy seria: “¿No será que usted coquetea con la idea del suicidio?”. Yo le respondo que no, que a mí lo que me seduce es la vida, siempre preciosa agazapada tras el riesgo.
En nuestra última sesión mencioné el lugar, el día y la hora de mi próxima hazaña, a sabiendas de que ella lo apuntaría como todo lo demás en su libreta. A continuación me hice el ofendido por una de sus frases aleccionadoras y abandoné la consulta vociferando: “¡Y usted que sabrá del peligro si se pasa todo el día en esa butaca!”.
Ha llegado el momento. Me dispongo a hacer funambulismo entre dos torres cercanas. Sé que vendrá. La busco entre los curiosos que se agolpan ahí abajo, sin éxito. Cuando doy el primer paso la veo al otro extremo del cable, en la azotea de enfrente. Ella, a su vez, avanza hacia mí.
Muy buen relato. Felicitaciones.
¡Gracias! Un saludo.
Inquietante tu relato que has resuelto con mucha sabiduría.
Un besito virtual
Gracias, María. Un saludo.
Muy bueno. Feliz verano, Sara
Muchas gracias. Feliz verano también para ti. Un saludo.
Hola, Sara.
Es posible que a esa Psicóloga la expulsen del Colegio por sus cuestionables métodos. Jajaja.
Buen relato. Suerte con él. Recibe un refrescante abrazo veraniego.
Es posible que sí, aunque habría que ver si sobrevive a su primera experiencia con el funambulismo…
Un saludo y feliz verano.