212. AMOR EN EL BOSQUE, de Arena
Aquel sendero de arena conducía hasta la gruesa fila de eucaliptos para dar paso a los pinos, bajo cuyo follaje, la frescura reinaba. Antes de llegar a la playa había que recorrer unos quinientos metros de bosque en línea recta para ver el mar azul. Apurada, Elena trastabilló en la raíz saliente de una rara enredadera que se enrollaba en el tronco de un árbol. Cayo de bruces y no pudo levantarse, el dolor la atornillaba a la tierra húmeda. Pasó un buen rato hasta que un joven de barba colorada, con aspecto de extranjero, quien a la sazón caminaba por entre los esbeltos y verdes ejemplares, llegó en su auxilio. Dejó su mochila y la ayudó a incorporarse, pero la joven no podía caminar. Tuvo que alzarla y llevarla entre sus brazos hasta la ruta. Mientras caminaba sin hablar, ella casi inconsciente, pudo sentir el palpitar apurado de su corazón. Cerró los ojos por un instante y al abrirlos, el techo blanco de la sala del hospital la desorientó. Sentado a su lado estaba el pelirrojo que la miraba enternecido. El encuentro en el bosque había signado sus destinos. De ahora en más, siempre estarían juntos.
Me gustó tu narración. Saludos