213. IMÁGENES FRAGMENTADAS, de Olmo
Cuando el jadeo cesó, el aliento que desprendía el ardor de su cuerpo
se enredaba en la niebla que se arrastraba por el suelo al alba. El
sudor se embrollaba con el rocío empujando riachuelos… y ramas y hojas
vestían estampadas su piel desnuda.
Todo el cuerpo le dolía. Pies y rodillas tatuadas, como si de estigmas
se trataran.
No recordaba con claridad la noche pasada, sólo se despeñaban de su
recuerdo imágenes fragmentadas.
La excitación en el aire espoleando su pituitaria…
La brisa reverberando el llamado sordo de la antigua pasión…
La mirada deslumbrada por el deseo…
Su cuerpo excitado vagando desnudo por trochas y veredas…
Las manos ansiosas atrapando el aire en cada nuevo intento…
El sabor primitivo del bosque en la pelvis…
El sexo henchido como un dragón de fuego…
La furia desatada del trueno destellando sobre el lecho…
La esencia renovada esparciéndose en un grito reiterado…
Y después la oscuridad, el silencio, el reposo, el sueño… El tiempo de imaginar el deshielo… de desabotonar el sol del gris cielo… de irisar sonrisas sin que cese el juego… Y de nuevo vuelta a empezar con el forcejeo, con el deseo, con esta primavera que hurta mi sosiego.
se enredaba en la niebla que se arrastraba por el suelo al alba. El
sudor se embrollaba con el rocío empujando riachuelos… y ramas y hojas
vestían estampadas su piel desnuda.
Todo el cuerpo le dolía. Pies y rodillas tatuadas, como si de estigmas
se trataran.
No recordaba con claridad la noche pasada, sólo se despeñaban de su
recuerdo imágenes fragmentadas.
La excitación en el aire espoleando su pituitaria…
La brisa reverberando el llamado sordo de la antigua pasión…
La mirada deslumbrada por el deseo…
Su cuerpo excitado vagando desnudo por trochas y veredas…
Las manos ansiosas atrapando el aire en cada nuevo intento…
El sabor primitivo del bosque en la pelvis…
El sexo henchido como un dragón de fuego…
La furia desatada del trueno destellando sobre el lecho…
La esencia renovada esparciéndose en un grito reiterado…
Y después la oscuridad, el silencio, el reposo, el sueño… El tiempo de imaginar el deshielo… de desabotonar el sol del gris cielo… de irisar sonrisas sin que cese el juego… Y de nuevo vuelta a empezar con el forcejeo, con el deseo, con esta primavera que hurta mi sosiego.