Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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23. CONVERGENCIA INVERSA (Mariángeles Abelli Bonardi)

Un desperfecto mecánico y un teléfono prestado los habían llevado a ese momento, a ese lugar… ¿El tren pasa una sola vez en la vida? Se lo volvió a preguntar allí, con ese Adonis besando su piel madura, entre sábanas mecidas por el aire de la costa amalfitana… Ella sesenta, él treinta… ¿Podía ser? Si la diferencia hubiese sido a la inversa, no hubieran enfrentado los prejuicios que después enfrentaron…

Había pensado que ya nadie la vería así, pero se equivocaba… En ese lugar, en ese momento, el amor no tenía edad.

12 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Lo de que el tren solo pasa una vez lo hemos escuchado muchas veces, pero toda frase o refrán tiene su réplica, porque también se dice que nunca es tarde. Personalmente, prefiero quedarme con lo segundo, será porque uno va cumpliendo años y parece que cada vez hay más cosas vedadas, como quizá pensaba tu protagonista, a quien la vida le ha brindado momentos irrepetibles en Italia, o puede que no tan irrepetibles, por suerte.
    Un relato que enseña a no perder nunca las ilusiones, acorde con otro refrán: Mientras hay vida, hay esperanza.
    Un abrazo y suerte, Mariángeles.

    1. Tenés razón, Ángel, nunca es tarde, y eso mismo es lo que seguramente pensó la protagonista después de encontrarse con su Adonis, que a sus sesenta años todavía podía sentir y despertar amor… Ojalá que sea como decís, que este encuentro de edades tan disímiles a lo que se estila y se espera, parezca irrepetible pero no lo sea…

      Gracias por pasar a comentar.

      Otro abrazo y suerte para vos,
      Mariángeles

  2. Barceló Martínez

    Hola, Mariángeles.
    Un relato muy simpático y positivo, como el término que lo inspira. Me vienen a la cabeza cantidad de frases hechas y refranes, pero lo primero que he pensado al leer tu relato es: «Carpe diem».
    Tu protagonista hace bien de olvidar los prejuicios y dedicarse a aceptar ese regalo inesperado. A la vista está que puede haber más de un tren (en este caso una metáfora de ese chico que está como un ídem), aunque llegue con retraso. Como dice una canción de Rosana, una cantautora española que me encanta, y que te recomiendo si no la conoces: «Llegaremos a tiempo».
    Un cálido saludo,

    1. Hola, Barceló. Conozco esa canción de Rosana; es muy linda. A mí, lo de «carpe diem» me remite a la película «La sociedad de los poetas muertos»; cuando la vi yo tenía unos trece años y realmente me impresionó (si la viste, conocés el final, y sabrás porqué). En este caso, la protagonista hace bien en ignorar los prejuicios y vivir su carpe diem, su momento de encuentro amoroso con el joven que «está como un tren» (yo me imagino que por lo guapo); también se suele decir que el tren pasa más de una vez en la vida y que sólo hay que saber cuándo subirse, y me parece que ella lo entiende de esa manera (si es así, está para felicitarla).

      Otro cálido saludo para vos,
      Mariángeles

  3. Rosa Gómez Gómez

    Los prejuicios y las maledicencias pueden hacer mella en muchas relaciones. Otra cosa son los desequilibrios que la diferencia de edad pueden generar en sus miembros. Pero eso tienen que vivirlo ellos, o no, el caso es que las injerencias externas no deberían entrar.
    Bello y conciso, una relación “idílica” y muy real, ¿porqué no?

    1. Así es, Rosa, ¿por qué no? Por muy idilica que sea, eso no hace menos real a una relación, creo yo, y es cierto que la pareja tiene que vivirla (o no) más alla de las injerencias externas y/o de los desequilibrios que, en este caso, pudiera generar la diferencia de edad, y más si no es la esperada.

      Me alegra sobremanera que el micro te haya parecido bello.

      Cariños,
      Mariángeles

  4. Rosalía Guerrero

    Personalmente me parece que a los de treinta les falta un rato de cocción, pero me alegro por tu protagonista, oye, que la vida hay que vivirla y disfrutarla hasta el final. O como dicen por aquí: hasta el rabo, todo es toro. Además, ¡¡60 no son tantos años!! Aún queda trecho.
    Un abrazo y suerte.

    1. Evidentemente, Rosalía, para ella tenía la cocción perfecta, jaja, de otro modo, no habría historia… Muy bueno el dicho sobre el rabo del toro, no lo conocía, y es cierto, 60 no son tantos años… ¿No será que son los nuevos cincuenta?

      Habrá que seguir disfrutando… ¡De la vida y de los micros!

      Otro abrazo y suerte para vos,
      Mariángeles

  5. Aurora Rapún

    Oye, Mariángeles, ¡que les quiten lo bailao! Si total, la vida son cuatro días… A disfrutar del treintañero y él de ella, aunque, como dice Rosalía, a mí ya me parece que están poco hechos, jajajaja, será cosa de la edad.

    1. ¿Será cosa de la edad, Aurora? Puede ser, pero lo cierto es que a mí, esta propuesta del «nepakartojama», del encuentro irrepetible, me llevó a pensar en una historia que hoy se considera un tabú – que una mujer esté con un hombre de la mitad de su edad – cosa que no pasa a la inversa, si tomamos como ejemplo el caso de Richard Gere (que fue papá a los 70 años y le lleva treinta de diferencia a su mujer) y de Al Pacino (cuyo caso es prácticamente igual)… En todo caso, como dicen en una página de Face que frecuento y me gusta mucho, lo importante es escribir…

      Cariños,
      Mariángeles

  6. Hola, Mariángeles, a veces la vida te da sorpresas. En el caso de los protagonistas del relato, ellos no fueron a buscarse, pero las circunstancias de la vida les hicieron encontrarse. Y como el flechazo entre dos personas sigue siendo mágico y misterioso, escapándose muchas veces a todo lo racional, pues hicieron muy bien en vivir ese momento irrepetible apasionadamente. Claro, luego tuvieron que soportar a los defensores de lo establecido, pero ellos ya tenían disfrutada la experiencia. Tienes razón, a la contra, tenemos infinidad de casos de hombres maduros con mujeres jóvenes que la sociedad acepta con entera normalidad. Un caso más de desigualdad. Interesante propuesta, Mariángeles. Besos y suerte.

    1. Hola, Juana. Lo que me decís me recuerda una frase de Cortázar en su novela «Rayuela»: “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”; ese es el flechazo que atraviesa a los protagonistas y les hace disfrutar apasionadamente de su momento irrepetible, más allá de las críticas, los parámetros y lo socialmente establecido… Creo que son afortunados, porque hay personas que se pasan toda la vida buscando esa conexión, y no la consiguen… Y sobre el ejemplo que yo di, particularmente el de Richard Gere, debo decir que aunque es varón, él también sufrió críticas por su decisión, pues le achacan que es prácticamente como el abuelo de sus hijos y que no los verá crecer… Yo creo que hace bien en desoír esas voces, igual que la protagonista de mi relato, aunque aquí coincido completamente en que es un caso más de desigualdad… ¿Llegará el día en que a las mujeres no se nos juzgue o critique por decisiones de este tipo? Ojalá…

      Qué gusto que te parezca interesante la propuesta.

      Cariños,
      Mariángeles

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