24. Nicho de mercado (fuera de concurso)
El día de mi séptimo cumpleaños mi tío Paco me regaló una Polaroid. En el barrio era conocido como «El BBC». Me colaba en todo evento familiar para capturar esos momentos que nadie veía, como la mirada de reojo de la novia al primo del novio. Con los años abrir la tienda fue lo más lógico. Tras el mostrador me pasaba el día visionando con atención, en la máquina de revelado, las vidas ajenas. La irrupción de la tecnología al alcance de todos provocó el cierre presencial del negocio para abrir online. Cualquiera se creía un fotógrafo de la hostia con un móvil de última generación. Así que me reinventé y me especialicé en la fotografía de sepelios. Los asistentes siempre están ocupados llorando con un pañuelo en la mano y aún se considera una frivolidad sacar el móvil en un acto de tal calibre, mucho menos aún considerado sería hacer una fotografía. No temo a la competencia. Tengo algo especial, sé captar la esencia y el alma de mis modelos. Y guardo siempre a buen recaudo las imágenes de la viuda abrazando en exceso al primo del difunto, mientras recibe sus más sentidas condolencias.
Todo puede comenzar con un simple regalo, una vieja Polaroid, para pasar a trabajar en la BBC (bodas, bautizos y comuniones) y, posteriormente, terminar especializado en fotografías de sepelios, un campo sin competencia. No puede haber mejor título para este caso que «nicho de mercado», porque tu protagonista tiene una visión empresarial muy fina, capaz de adaptarse a las circunstancias, sin dejar, por ello, de saber captar, magnificar y eternizar instantes que para la mayoría pasarían desapercibidos, pero que tienen mensaje e intención. Hay gestos que quizá solo duren un segundo, pero son de gran importancia por todo lo que revelan sin palabras, algo que solo un ojo adiestrado puede captar.
Original, bien escrito y con toques picarones muy simpáticos, ingredientes todos de un buen relato.
Un abrazo, Bea
Gracias como siempre por tu comentario Ángel, es un placer recibirlo y leerlo con atención. El título… de casta le viene al galgo y algún que otro estudio de mercado hice como buena «marquetineana» que fui, cuando lo que hacía era comer croquetas y no prepararlas 🙂 Te deseo mucha suerte. Un gran abrazo Ángel.