24 ESPAÑA, AÑOS 50 (Paloma Casado)
Subieron al tren a medianoche en una estación perdida entre las brumas. En mi duermevela los escuché susurrar antes de que cayeran dormidos uno en brazos del otro. La primera luz de la mañana pareció sumergirlos en una atmósfera dorada que les excluía del resto del mundo, como si fueran un mismo un organismo en el interior de su crisálida.
Les observaba fascinada pensando en cómo me gustaría que mi madre se pareciese a esa mujer plácida y hermosa y abandonase ya su luto y su amargura. También en cuánto debía de echar de menos los abrazos de mi padre. El golpe de la puerta abortó su sueño y mis ensoñaciones. Eran los guardias que venían a pedirnos los documentos de identidad. La barbilla de ella temblaba cuando él les entregó los suyos.
Tras mirarlos con atención, les ordenaron levantarse para acompañarlos.
–¿Por qué se los llevan? –pregunté en un murmullo.
–Cállate, hija, no es cosa nuestra.
La respuesta de mi madre debió parecerle correcta a uno de los guardias porque sonrió de medio lado y tras recorrer con una mirada amenazante al resto de los viajeros, empujó al hombre y a la mujer hacia la puerta.
Recuerdo una frase muy común en esa época y después (si no, no la recordaría): «Tú no te signifiques», equivalente a ese «no es cosa nuestra». El control soterrado, pero bien real y cotidiano. El miedo, ese que dicen que guarda la vida, impregnándolo todo en un mundo de cabezas bajas, bocas cerradas y ojos que miraban a otro lado para que no pareciese que habían visto. Esa pareja detenida tenía algo que la diferenciaba del resto y era notorio: una actitud de dignidad y de libertad, aunque terminasen detenidos.
La crónica creíble, desde los ojos inocentes de una niña, de un episodio que bien podría ser real, como habitual en esos tristes años de posguerra fratricida y represión prolongada.
Un abrazo, Paloma. Suerte
Muchas gracias, Ángel, siempre tan amable por leer y comentar. Sí, en todas las familias era muy usual esa frase: «tú no te signifiques» porque en las dictaduras el que levanta la cabeza puede acabar con ella cortada. Tiempos duros.
Paloma, creas una atmósfera en el relato que lo hace absolutamente verosímil y atrapa al lector que se queda con la inquietud de mil preguntas sin respuesta.
Muy bueno, melliza.
Suerte con beso.
Hola hermanito. Me alegro de que te haya gustado. Es uno de esos cuentos que cada uno debe acabar como mejor le parezca porque lo importante era recrear la atmósfera de aquellos años. No sé si lo he conseguido.
Muy típico del tiempo en que desarrollas el relato. Bonito final e inesperado final. Suerte.
Besicos muchos.
Paloma, nos trasladas con tu historia a otra epoca de forma muy habil. Suerte y saludos