31. Trayectorias
No fui consciente de la huella de mis primeros pasos, cuando aún desconocía de qué iba el mundo. Después pasé años corriendo, abriendo senderos, despreocupada de lo que quedaba bajo mis zapatos, hasta que aprendí que cada pisada repercute en algo o alguien. Hubo un tiempo en el que me aseguraba de que no hubiese ni una hormiga en mi camino, arrepentida de todas las que inconscientemente había aplastado. Pero acabé arrastrando los pies, cansada de ser responsable entre tanto indiferente, llevándome por delante lo que se interpusiera, sin mirar atrás. Ahora observo cómo huyen las culebras y los escarabajos cuando me acerco, pero también los pájaros y las mariposas: la hierba se tumba, las piedras ruedan, el barro delata mi ruta y el horizonte me espera, siempre inalcanzable, sea cual sea el camino que dibuje el ritmo lento de mis piernas ya cansadas.
Hoy, desde la mecedora, persigo hipnotizada los calcetines dispares que mi nieta se empeña en ponerse, para desesperación de su madre, mientras bailotea sobre la alfombra. Uno rojo y uno verde; uno azul, otro amarillo; el derecho blanco, el izquierdo rosa. Y suplico que la vida jamás le haga renunciar a su andar libre y alegre.
lo interpreto como una analogía a la vida misma
Pues creo que interpretas lo que he querido transmitir, Gracias ana-liliana por comentar.
Tu protagonista tiene una marcada personalidad y buenas intenciones. Lo primero es positivo para todo, también para abrirse camino. Que lo segundo también lo sea, ya es, como poco discutible. Por desgracia, para avanzar muchas veces parece que no quede más opción que dejar atrás a otros, cuando no pisarlos, y hacerlo, además, sin escrúpulo, pues la conciencia solo ralentiza. No obstante, esta mujer se da cuenta de que el camino nunca termina, simplemente llega un momento en el que ya no se puede seguir, por falta de fuerzas, de ánimo, o de ambas. Como buena abuela, desea que su nieta sea feliz siendo fiel al libre albedrío a la hora de escoger su propia trayectoria.
Un relato lleno de realismo, aunque no por ello exento de sueños.
Un abrazo y suerte, Eva
Gracias Ángel por estar ahí siempre. Hay tantos factores qu marcan nuestra elección de caminos… A veces hay que revisar esos motores, otras darse cuenta de que tal vez nos equivocamos y, sea como sea, saber que tras una meta solo queda otro camino más hacia una nueva. En cualquier caso, cada uno debe tropezar con sus propias piedras. Un abrazo a ti también
Parece que la nieta tiene muhcho de su abuela y seguro que tendrá también nuevos caminos y hormigas que pisar pero con calcetines de colores que la llevarán sin duda de una lado a otro y a su manera. Suerte Eva, abrazos
Hola Manuel, gracias por cruzarte en mi camino. A veces lo bueno de los caminos son sus desvíos. Un abrazo enorme.
Tu protagonista parte de algo muy bello, la bondad. Ella pretende avanzar, como nos incita la vida, pero al menos, al principio no quiere que ello suponga dañar a nadie. Pero como dice Ángel, por desgracia, hay muchos seres que soĺo quieren que les dejen libre el camino, aunque ello suponga arrasar a aquellos con los que se cruza. Un abrazo inmenso, Eva, para ti y tu caminante. Gloria
Gracias Gloria. A veces nos volvemos egoístas para poder avanzar, aunque no todo vale. Un beso gigante y a seguir caminando.