Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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32. El vestido (Susana Revuelta)

A Yasmina aquel vestido estampado de cuello cisne y manga larga le parecía horroroso, pero por no aguantar a la monja de Cáritas, y como se le estaba haciendo tarde, se lo llevó a regañadientes. En los aseos del primer McDonald´s que encontró recortó el escote y redujo varios centímetros el faldón.

—Ahora sí —se dijo complacida, emborronando su sonrisa desdentada con carmín y ensayando poses provocativas frente al espejo.

Un polvo rápido en el asiento trasero de una furgoneta, dos felaciones y cinco ginebras después, se reunió con el Nando en la boca del metro. Subieron a un vagón, se trasegaron la botella de clarete que traía él y al poco se quedaron dormidos hasta cocheras.

Allí el revisor los echaría a la calle. Buscarían cartones por los alrededores, entrarían en un cajero con olor a meados y se tumbarían bien juntitos. Después aparecerían unos skinheads, les rociarían con gasolina y les prenderían fuego. Sus cuerpos carbonizados yacerían, aún abrazados, en el suelo humeante.

O quizá ese revisor se conmovería al fijarse en el vestido de Yasmina porque le recordaría a su esposa, recientemente fallecida. Hasta el mismo zurcido en un bolsillo tenía.

No, no tuvo coraje para despertarlos.

 

3 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Un simple detalle puede significar un rumbo determinado, u otro muy diferente, en una existencia, incluso su final prematuro e inesperado. Un vestido que se entrega para que aproveche a alguien necesitado es un acto generoso con imprevisibles consecuencias, tal vez hasta pueda salvar una vida. Yo era un niño, pero recuerdo vagamente una película, o quizá era una especie de documental, bajo el título: «Historia de una peseta», en el que una simple moneda pasaba de mano en mano y era testigo de diferentes circunstancias y avatares humanos. Aunque ya se avisa desde el título, no vemos hasta el final, porque está bien oculto, que una pieza de tela no solo pasa a ser un personaje más, sino que que llega a ser decisiva.
    Original historia, Susana
    Un abrazo y suerte

  2. ¡Qué bonito! Creo que la primera vez lo leí demasiado rápido y no lo disfruté tanto como ahora. Qué bueno que la selección me haya hecho volver a él.

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