36. Armas de destrucción doméstica ( Paz Monserrat Revillo)
Siempre le chocó ese destello marino en la mirada del hijo, tras su linaje de ojos negros. Caprichos de la genética, pensó. Hasta que una analítica rutinaria revela el grupo sanguíneo del adolescente, incompatible con el suyo. Todo confluye en la terrible sospecha de un engaño. Tan fácil como someterse a un sencillo protocolo.
Frente a su puño apretado, ella jura haberle sido fiel. Abren sus vidas en canal con una saña desconocida. Donan fluidos, se someten a más pruebas. Él ofendido, ella rabiosa. Del chico basta su cepillo de dientes.
A la espera de la cita, la casa es un campo de minas.
Un médico, parapetado tras su mesa gris y su bata blanca, suelta la noticia como quien lanza una granada de mano. Protegiéndose de las esquirlas tras un informe repleto de tecnicismos, les dice que tampoco es hijo de ella. Que lo siente mucho, les parece oír a lo lejos entre una polvareda de palabras absurdas como negligencia, intercambio, pasado, enfermeras y falta de protocolos.
Mientras ellos tratan de sobrevivir a la devastadora explosión, el chaval de ojos azules disfruta probando con un par de amigos las armas de la última versión online de World of Warcraft.
Maravilloso relato, me gusta mucho tanto la historia por cómo está escrita, tiene muchísimo ritmo, no le sobra ni le falta nada. Felicidades!
Muchas gracias, Sara!
Frases descriptivas, intensas y cortantes, para deslizar un solo hecho, tan real como inexplicable, que siembra una cizaña conyugal, el germen de una tempestad llena de ramificaciones en lo que era un mar en calma. Se les ha colado un elemento ajeno, casi virtual, que les obliga a jugar un juego de guerra real y absorbente. Ya nada será igual entre ellos. Mientras, el muchacho, adolescente, o casi, vive en su propio mundo, otro distinto que sus padres, adoptivos y de hecho, nunca disfrutarán. Entre ellos solo ha triunfado y queda la guerra.
Un abrazo y suerte, Paz
Siempre tan amable y encima haces un comentario de texto completo. Gracias mil, Ángel!
Es terrible esa guerra doméstica: aunque ese informe justifique esos ojos azules y anule el fantasma de la infidelidad, la desco fianza ya han roto todos los puentes que unían a la pareja.
¿Y qué pasará después? ¿Cómo dejas de querer a un hijo que ha sido tuyo por años? ¿Cómo puedes querer a un extraño que lleva tus genes? ¿Qué puede sentir un hijo al saber qué sus padres no lo son?
Tu micro tiene mucha más historia de lo que podemos leer.
Un abrazo y suerte.
Pues sí, son muchas preguntas las que surgen. Me basé en una noticia, así que como muchas veces la realidad supera la ficción. Gracias por comentar.
Buena historia con un título acertado, y una frase final que cierra el círculo.
Beso.
Muchas gracias, Carme!