34. MARIETA
Todos los amaneceres encuentran a Marieta limpiando escaleras. Para ayudar a unos parientes necesitados o para colaborar con la parroquia. Nunca para ella.
Peldaño a peldaño va entregando sus vísceras a las hambrientas hienas, el corazón a algún ingrato que lo ha perdido por no tener cabeza… La piel a quien muere de frío por falta de ella.
Tanto se da, tanto se vacía que se ha hecho incorpórea y el dios Eolo la ha confundido con los demás vientos y la ha enviado a remover las olas, a jugar con la arena, a bailar con las coladas en los tendales.
A ella le complace su nuevo estado, pero cuando el dios la convierte en tornado o la envía a mitad del océano a volcar su furia contra alguna embarcación, desearía volver a sus escaleras y, escalón a escalón, soñar de nuevo con ser etérea.
La historia de una mujer tan generosa que se vacía, confundiéndose con el aire. Parecería que le ha llegado el momento de descansar, de no preocuparse, pero entonces se convierte en instrumento del dios del viento, sin que en ello haya posibilidad de que intervenga su voluntad particular, sin espacio para anhelos y deseos propios..
Un relato de hermosa factura, con bonitas metáforas que esbozan la trayectoria de una persona entregada, olvidada de sí misma y, sin embargo, o por ello, utilizada por todos.
Un abrazo y suerte, Yolanda
Un lujo siempre contar con tu opinión.
Un abrazo, Angel.
Me encanta, Yolanda. Original la historia y maravillosa la narración. No siempre es bueno alcanzar lo que se desea.
Un beso.
Muchas gracias por leer y opinar
Ana, si además te ha gustado, doblemente agradecida.
Ay, Yolanda, pobre Marieta, que es tan buena que se desprende de sí misma hasta volverse aire. Pero que prefiere sus escaleras antes que convertirse en tornado y hacer daño. Ojalá más gente así.
Un abrazo y suerte.
Sí, ojalá pudiésemos modelar a nuestro antojo la realidad como hacemos con la ficción, Rosalía.
Un abrazo.
Hombre, Yolanda, así que era tuyo… Lo he leído sin saber de quién era y pensaba recalcar la poesía que empapa el relato como ese tornado en el océano. Y claro, de quién iba a ser… Me parece potente y lleno de sugerencias. Un beso y suerte.
Jeje pues ya ves, era mío. Si te ha gustado de forma anónima, mucho mejor.
Nos leemos, amigo.
No puede haber forma más bonita de no ser nada ni nadie, solo aire. Te has inventado una metamorfosis digna de una maestra. Qué maravilla, Yolanda. Cada vez admiro más la forma de contar las cosas con apenas palabras.
Muchas gracias cronista.
Un abrazo largo.
Qué bonito vaciado hasta ser viento… (Cuidadín con los deseos, que no siempre se cumplen como uno espera)
Un beso, Yolanda.
Carme.
Sí, hay deseos que tienen matices peligrosos.
Gracias por leerme.
Un abrazo.