41. CELESTE
Celeste escudriña las miradas. No percibe nada extraño y se atreve. Se suma a los juegos: “al pasar la barca, me dijo el barquero…” Salta mientras la comba vuela de sus pies a su cabeza. Se deja llevar. Mientras se eleva, olvida que es diferente, que ha mentido cuando ha dicho que no tiene ningún secreto.
Camino de casa, se ilusiona. Piensa que tal vez todo ha pasado y podrá ensartar complicidad y juegos con ellas. Pero llega la noche y la realidad se impone. Intenta ignorar las visiones, mantener los objetos quietos. Le gustaría desconocer que las nanas que canturrea Candela en la cocina, mientras trocea verduras y pasa la mano por su vientre, pronto serán un nudo en su garganta. Daría lo que fuera por ignorar que este año la cosecha de los campos de su padre se perderá por la inminente sequía…
Una más, sólo quiere ser una de ellas y meter en la mochila, entre los libros que esperan una jornada más en el colegio, la certeza de cargar únicamente ese peso.
Pobre niña. Es especial, tiene poderes, pero justo le falta el más preciado: el de poder evitarlos, ser como las demás. Original.
Gracias por acercarte y comentar, Edita.
Conocer el futuro puede ser un don, pero también una maldición. Disfrutar de antemano de lo que va a ocurrir cuando es positivo, anticipado por una visión, seguro que dibuja una sonrisa y dulcifica el presente, pero también lo tinta de oscuro cuando se conoce que el porvenir viene lleno de tinieblas, llanto y necesidad.
Un abrazo y suerte, Yolanda
Un abrazo, Ángel.
Yolanda, me ha encantado. Desde el principio has despertado mi curiosidad por saber qué le ocurre a esa niña, y cuando al fin lo desvelas he sentido un escalofrío. Además, reflejas perfectamente el dolor que siente al cargar con el peso de conocer el futuro y no poder evitarlo.
Un micro a caballo entre el drama rural y el terror.
Un abrazo y suerte.
Me alegra que le haya gustado, Rosalía.
Un abrazo.
Ha a sabido llevarnos de lo cotidiano a lo extraordinario. Da pena esta niña que sufre anticipadamente sin poder hacer nada, ¿o si? quizá podría revertir el curso e de algunos acontecimientos negativos. Prefiero pensarlo.
Gracias por tu comentario, Rosa.
Saludos.