42. LA REBELIÓN DEL MAR
Ahora que…
La mar está muerta. La calma de las mareas han dormido las aguas.
La gente empieza a caminar por encima de los océanos. Los hay que se han quedado a vivir en los castillos de los barcos. Los más emprendedores quieren levantar edificios para rascar los cielos. Hablan de pintar flores en las cunetas a lo largo de las estelas, de colorear árboles en las lomas azules de las ondas, apuntando con sus copas a las crestas nevadas de las olas vagabundas, donde refrescar la mirada de tiempos pretéritos.
Las golondrinas, desorientadas en el desierto azul, se agitan como gaviotas en un vertedero.
De momento no hay países, pero ya se oye que en el paralelo 43 están intentando crear un barrio. Quién sabe si algún día a la gente le dará por unirse en pueblos, en provincias o comunidades y seguir cometiendo los mismos errores.
La mar está quieta. No sabemos lo que habrá en el fondo, en las conciencias de los inmigrantes que, a la deriva, se tuvieron que conformar con el sótano del cementerio.
…he vuelto al arrecife con el salvavidas que me dio la palabra. Donde mi ser un día estuvo a punto de zozobrar.
La humanidad no parece tener remedio. Si volviese a crearse cometeríamos los mismos errores. En un mundo tras un cataclismo lo único que podría salvar a los individuos sería la palabra; frente a lo que se crea y se destruye, ella siempre queda.
Un relato emparentado con la poesía, un homenaje a las letras y una advertencia sobre la deriva que llevamos.
Un saludo y suerte, Juanma
Juama un relato muy lírico en la forma, con matices mágicos y de ficción pero que nos trae a todos el recuedo vivo de aquellos que mueren intentando buscar nuevas vidas y ponen de luto al mar. Un problema que no somos cpaces de solucionar. Un saludo, suerte
Poético y a la vez inquietante. Describes un mundo apocalíptico de forma tan bella que se me hace un sueño. Prefiero no pensar en que termine siendo algo parecido a una realidad cercana.
Me ha gustado mucho.
Suerte.
Juanma, qué poético y surrealista te ha quedado, me gusta mucho. Y, sin duda, estoy convencida de que volveríamos a cometer los mismos errores.
Un abrazo y suerte.