47. Escena que debió ocurrir el día más feliz de mi vida (Patricia Collazo)
¿Eres feliz? La pregunta me coge desprevenida. No sé muy bien quién es el hombre con quien estoy bailando el vals de los novios. Algún tío de Mauro, supongo. He pasado de brazo en brazo y estoy mareada. Claro, contesto sonriente. Con esta sonrisa que me he encajado en la cara al llegar a la iglesia. Lo sabía, responde. Pero en realidad no sé si se refiere a que suponía que siendo el día de mi boda soy feliz o a que sabía que iba a mentirle.
Le estoy mintiendo. No porque me duelan los pies y su aliento huela a alcohol asentado. No porque el ramo no sea el que quería, ni porque falte mi padre en un día tan especial.
¿Por qué no soy feliz?, me pregunto mirando sobre su hombro. Tarde lo comprendo. Mauro viene a rescatarme. Es un pesado, dice señalando al del frac sudado que se aleja mientras seguimos girando. Cariño, estoy mareada, digo intentando explicar las lágrimas que me caen por las mejillas. ¡No me digas que vas a hacerme más feliz aun! exclama apoyando su palma sobre mi vientre. Se hace un pasillo de silencio mientras huyo despavorida entre los atónitos invitados.
No me gusta demasiado el protagonismo, pero he de decir que tu personaje me ha recordado a mí mismo el día de mi Primera Comunión (antes, al menos, se escribía con mayúscula). Una fecha muy esperada, «el día más feliz de tu vida» se decía. No estuvo mal, aunque lo de «el más feliz» fuese un poco pretencioso.
A esta novia le ha venido grande tanta celebración, hasta es posible que, aparte de celebrar un compromiso de pareja, pronto tenga que festejar un bautizo, lo cual, en este momento al menos, parece que le supera.
Un relato que muestra que, en ocasiones, es cierto eso de que «una retirada a tiempo es una victoria».
Un abrazo y suerte, Patricia
¿Eres feliz? Esa pregunta y tu relato siempre me lleva a aquello que nos dijeron en clase de lengua de la diferencia entre ser, estar y parecer. Este relato presenta los tres verbos y también en su forma negativa. Quizás ese habría sido el día más feliz por haber salido corriendo… Quién sabe. Suerte y abrazos, Patricia.