47. INFRANQUEABLE
Bruno pasea sus deseos dentro de un descapotable de latón azul. Hace girar la cuerda y el juguete avanza sin otro destino que el imaginado por el muchacho. Quizás ha parado frente a una pastelería, a la puerta de un parque de atracciones o al otro lado del país. Quién sabe. En realidad, lo que el niño piensa es que se ha equivocado de juguete, que debió pedir un avión. Él si habría conseguido pasar por encima de la valla y llegar hasta su nuevo amigo, el chico con el traje a rayas.
Los niños, con su sana espontaneidad, aún sin contaminar, tienen mucho que enseñar a los adultos, que piensan que todo lo saben, que cometen las mayores atrocidades y además las justifican.
Existen barreras artificiales, pero infranqueables. Estar en el lado favorable o en el otro solo es cuestión del azar. Personas perseguidas, encerradas y masacradas en campos de concentración; refugiados que sufren las consecuencias de un conflicto bélico que no han provocado; inmigrantes desesperados en busca de un mundo mejor que se dejan la vida en el camino.
Cinco líneas para contar la locura y demostrar que mientras haya niños, aún habrá alguna esperanza.
Un abrazo, Yolanda. Suerte
El niño del pijama de rayas, qué libro!!! Por qué estás hablanco de él? No?
Que haga un avión de papel y… dibuje otro final para ese libro.
Síiii Luisa, de ese libro hablo.
Gracias!
Jo Ángel, qué sería este blog sin tus comentarios?
Muchas gracias, un abrazo.