47. Toda una vida
Llegas a casa y te sientas en el sofá. Sacas el teléfono móvil del bolsillo y decides entretenerte un rato antes de cenar. El olor a lentejas consigue que lo dejes encima de la mesa y te dirijas a la cocina. Allí encuentras a una mujer madura, con los ojos y la voz de tu esposa, que te explica que pronto estará la cena. Sorprendido, vuelves al sofá y enciendes la tele. Todos los programas son nuevos. Una chica de unos veinte años se sienta a tu lado y te llama papá, y tu reflejo en la ventana te devuelve a un hombre canoso y arrugado.
¿Acaso existe algo que sorprenda más que el paso del tiempo y sus efectos? Conocemos de sobra que nuestro cuerpo se degradará y que un día va a dejar de funcionar. Hasta entonces, veremos envejecer a otras personas y nacer y crecer a otras. Pocas veces meditamos sobre ello, estamos demasiado ocupados viviendo y no queremos recordar que somos efímeros.
Con tu permiso, voy a ponerme de ejemplo, soy quien tengo más a mano: mi cumpleaños ha sido hace poco y sé que necesitaré un tiempo para asimilar la cifra que acaba de incrementarse. Tu protagonista ha tenido un momento de lucidez y de realidad que expresas bien con pocas palabras, no hacen falta más para ello, ni para que nos identifiquemos con él.
Un saludo y suerte, Lidia
Así es. Un buen día, te miras a ti mismo y no te reconoces. Es cuestión de ir asumiéndose poco a poco para no llevarse la sorpresa…Un abrazo, Lidia.