50. Historia de terror (Fuera de concurso)
Lea con prudencia, ya que esta es una historia de terror como le aviso en el título. No es mi intención que se muera de un susto antes de tiempo. Deje lo que esté haciendo y tómese una tila para relajarse. He visto que ha preferido dos Valium. Ha ido a asegurar. Bien hecho. Ahora mírese en el espejo, porque es la última vez que se va a ver. No. No soy un vampiro ni usted tampoco. Solo su futuro. El poco que le queda. Dentro de veinte minutos, veinticinco si el reloj sigue atrasado, dejará de existir. Su final va a coincidir con la última campanada de las doce de la noche. Le aconsejo que ponga la hora exacta. Facilitará el trabajo del forense.
Lleva diecisiete minutos pensando. Y aún sin tocar las agujas. No pierda tiempo. Coja la escalera. Mueva el minutero. Pierda el equilibrio… ¡ahora! Le agradezco que optara por los Valium, con ellos ha resultado más fácil que se cayera. Ya puede cerrar los ojos. Y reencarnarse si le apetece. En un pájaro, una mariposa, un sapo, una flor. O, si ha sido de su agrado, en este relato de terror y buscar a otra víctima.
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Instrucciones para llevar mejor el final al mismo tiempo que lo precipitan.
El que a uno le comuniquen la fecha y hasta la hora de la desaparición definitiva sin duda ha de producir miedo, pero también viene a ser como una guía de uso. Los temores son muchas veces consecuencia de la incertidumbre y el desconocimiento, algo que no le sucede a tu protagonista. El toque final, con esa amenaza literaria, ya no es solo una historia contada, sino algo que puede afectarnos a todos.
Un relato original, con humor negro del fino.
Un abrazo, Pablo
Amigo Ángel, como dijo una vez Elena Bethencourt, un relato no está completo sin tu generosa aportación.
Muchísimas gracias por tus palabras, que siempre enriquecen el texto.
Se me ocurrió que fuese el propio relato el protagonista de esta historia de terror, y que siguiera con vida por si alguien lo necesita. 😉
Me alegra mucho que siempre te dejes caer por aquí. Eres un aliciente para los que escribimos en esta familia enteciana.
Un fuerte abrazo.
Me encanta la ironía final de tu relato superpuesta al terror que el micro transmite.
Felicidades, Pablo
Abrazo virtual.
Cuánto me alegra leerte por aquí, María Jesús.
Muchísimas gracias por tus amables palabras. Muy contento de que te guste el relato.
Un beso.
Pablo
Me ha impresionado tu relato, Pablo. Así, de entrada, con todas las letras.
Me ha parecido maravillosa la frescura y ligereza que has impreso a una temática tan densa y áspera, y cómo te apropias de nuestra atención, sujetada por la seducción de cada una de tus frases.
¿Y ese final? Me ha parecido fascinante, amigo Pablo. Con ese ligero toque de humor, marca de la casa, y con esa referencia circular que, a bocajarro, nos deja el testigo del protagonista en el regazo.
Me ha encantado. Enhorabuena. Y venga, un fuerte abrazo, que te lo has ganado.
Antonio, echo de menos Cincuenta Palabras por muchas cosas, y una de ellas es por esas conversaciones-comentarios que teníamos y que nos acercaba tanto los unos a los otros. Al leerte, me ha venido a la memoria aquellos tiempos, y me han ilusionado muchísimo, tus palabras, creo que algo exageradas, pero que voy a guardar con gran cariño.
Un abrazo, Antonio, y gracias por pasarte por aquí.