Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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61. El granjero tranquilo (fuera de concurso)

Espero que me comprenda, sheriff. De sobra sabe que soy una persona pacífica, tolerante en exceso, diría yo, llegando a actuar a veces con exasperante mansedumbre.

Anoche, sin embargo, al ver que esos maleantes me habían quemado el establo y puesto en libertad el ganado, no pude contener la ira y salí en su busca con el solo deseo de soltarla sobre ellos, acrecentando ese sentimiento con cada gemido de mi caballo, al que estuve a punto de reventar, y con el recuerdo de los míos, cuyas necesidades difícilmente podría atender ahora. Los seguí hasta el desfiladero y, una vez allí, aguardé a que estuvieran dormidos. Admito que dispuse entonces de un tiempo que bien podría haber usado para intentar calmarme. Pero la propia ira me hizo rechazar tal posibilidad. Así que llegada la hora, con las ganas aún intactas, salí del escondrijo y los fui degollando uno a uno.

Lo que hice hecho está, sheriff. De no haber podido contar con mi caballo, o si cualquier otra circunstancia hubiese impedido mi pronta reacción, le aseguro que esta conversación jamás habría tenido lugar. Porque me conozco y sé que luego, pasado ese primer momento, en frío no soy nadie.

6 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Una confesión en toda regla y un acto de sinceridad total. Este granjero se conoce muy bien a sí mismo. Narra su acto de venganza y justicia con detalle, consciente de que tuvo lugar porque se dieron las circunstancias, pero igual podría haberse evitado, de haber intervenido algún detalle o circunstancia.
    Buena historia sobre las opciones que tomamos y sus consecuencias, además de muy bien ambientada en el salvaje Oeste.
    Un abrazo, Enrique

    1. Enrique Mochón Romera

      Siempre he desconfiado de los autores que dicen que desconocen las verdaderas intenciones de sus personajes, hasta que me ha pasado algo parecido a mí. Aunque para ser exactos diré que al escribirlo pensé en que el testimonio del granjero podía ser sincero o no en su totalidad y, por lo tanto, ser creído o no por el sheriff, así como por el lector. Sea como sea, pienso que el personaje necesitará un buen abogado. Muchas gracias por todo, querido Ángel. Un abrazo.

  2. No sé si sonreír o aplaudir al ganadero (o ambas, no son excluyentes). Parece ser que él es él y sus circunstancias. Si no se hubiese dado alguna de las circunstancias, tal vez no habría pasado. Me encantan la tranquilidad y el cuajo con el que el tipo lo narra ahora que la ira se ha evaporado. ¿Podría haberse calmado antes? Sí ¿Quiso hacerlo? Usted dirá, seriff. 😉 Buen texto, Enrique. Abrazos.

  3. Enrique Mochón Romera

    Muy acertada tu lectura, Rafael; me gusta mucho cómo has desmenuzado la que considero parte crucial del texto. Como le digo a Ángel, el relato puede tener dos lecturas. En una de ellas el granjero sería totalmente sincero, mientras que en la otra habría un ligero fondo de ironía, o incluso de burla, que el personaje, por supuesto, nunca admitirá. Muchas gracias por tu amable visita. Un abrazo.

  4. Pablo Cavero

    Buena historia de ira en caliente que confiesa, en frío nunca lo hubiera hecho. Me ha enganchado, yo si fuera el sheriff haría la vista gorda. Me ha gustado. Un abrazo, Enrique.

    1. Enrique Mochón Romera

      Jajajajajaj
      Me ha hecho gracia eso de la vista gorda, Pablo. Este personaje resulta algo controvertido. Me alegra tu empatía hacia él. Muchas gracias por pasarte y un abrazo.

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