59. Genio y figuras
A Rafa Heredero
Las estrellas tienen rostro de mujer. Los espíritus celestes invocan a la nieve, que cae copiosa sobre un valle de estalagmitas donde los cráteres escupen fumarolas anaranjadas. Y a su regreso los acoge un mar verde cobalto poblado por medusas y tritones.
Lo despierta la luz de la mañana, que se derrama desde el techo de cristal. Se pregunta si las imágenes han brotado del sueño o si, cuando cayó dormido en el estudio de puro agotamiento, ya estaban allí, mimetizadas con los decorados, esperando a que su genio de dios ilusionista las conjurase. En su mente repasa la película, resuelta casi por completo, excepto por la secuencia central: solo sabe que la Luna tendrá la cara de su adorada Bleuette. En un arrebato de inspiración repentina, Georges decide estrellarle la nave en un ojo. Será su pequeña venganza por todas las veces que ella lo ha rechazado.
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Seguro que ni siquiera un pionero del séptimo arte como George Melies, que de imaginación iba sobrado, pudo vaticinar que su película pionera incluiría una de las escenas más famosas de la historia. Los caminos que conducen a la gloria son, con frecuencia, misteriosos; en este caso, una pequeña venganza personal, a causa de un despecho, es el detonante. Quién sabe si no fue así. Puede que su predilección hacia su actriz favorita fuera más allá de lo profesional por su parte.
En tu relato buceamos por la mente de un genio, vemos lo que él ve, una explosión de colorida crestividad, en un respetuoso y digno homenaje al cine, con una dedicatoria a un enteciano de raza, que de películas y salas también sabe mucho, otro acierto, junto con el título.
Un abrazo y suerte, Ana
Como dices, nunca se sabe. Esta película se creyó destruida, muchos años después apareció una copia en b/n, luego otra a color…en fin, que pasó por todas las vicisitudes para terminar dando una de las escenas más icónicas de la historia del cine a la cultura popular. A saber qué prendió la chispa que terminó con ese cohete en el ojo de la Luna, supongo que simplemente su genio.
Me alegra que el texto te haya parecido respetuoso, a pesar de esa especulación que sólo pretendía ser juguetona. Mil gracias por tus palabras y tus buenos deseos. Un abrazo, Ángel.
Ana un juego de imaginación y una reinterpretación de todo lo que pudo ser o quizás fue y no sabemos con certeza, pero para qué la verdad y la seguridad de las cosas cuando la imaginación da tanto de sí como en tu relato. Bellas imágenes llenas de cine, un buen homenaje. Suerte
Como decía más arriba, el relato es solo un juego partiendo de algunas escenas de «Viaje a la Luna». Me alegra que te haya parecido un buen homenaje, no pretendía más. Muchas gracias por tus palabras y un abrazo.
Hace unos años tuve la suerte de ver una exposición itinerante de Georges Méliès en Puerto de la Cruz. Un mundo fantástico, con autómatas, maquetas y por supuesto una sala dedicada a su viaje a la luna, con proyección incluida. Tan bueno como el cohete era la preparación del viaje, su construcción, las peripecias del lanzamiento. Y ahora encuentro en tu relato la causa de que acabara estampado en el ojo de la luna, por puro «amor». Ni al propio George se le habría ocurrido. Me ha encantado.
Muchas suerte!!
Qué maravilla tuvo que ser esa exposición, por todas las novedades extraordinarias que aportó este cineasta al cine de su tiempo.
Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias por leer y por tu comentario.
¡Muchísimas gracias, Ana!
Es un relato precioso y un estupendo homenaje al llamado cine mudo, con uno de sus pioneros como protagonista. Qué
pena que esté condenado a sobrevivir en Filmotecas. Ya hay incluso quien da de lado al cine en blanco y negro. En fin, para los que hemos crecido disfrutando con estas películas nadie nos podrá arrebatar esos buenos momentos ni se perderán como lágrimas en la lluvia 😉.
Y ya que estamos, os dejo con un enlace a la más icónica y famosa escena de la película. Si alguien está interesado, puede encontrar la película íntegra en Internet, tanto en blanco y negro como con los colores originales con los que la imaginó Meliés.
https://www.dailymotion.com/video/x5ybium
Ana, para agradecerte la dedicatoria te dedico a su vez esta canción, perfecta para los que disfrutamos del cine, donde se pueden escuchar frases como estas:
The movies I watched when I was a kid
The hopes and the dreams
Won’t give credit to the real things
I love the movies
https://youtu.be/xniRJsus8pk
Y muchas gracias de nuevo por este precioso relato.
(Y también le doy las gracias a Rosy Val, ellas saben por qué).
Querido Rafa, cómo me alegra saber que te ha gustado. Tengo un enorme agradecimiento porque tú apuntaste mi interés por el cine en la mejor dirección, y debido a eso mi bagaje cinematográfico ha subido algún entero. Gracias.
La versión a la que el texto se refiere es la de color, de ahí lo de las fumarolas y el mar.
Muchas gracias por tus enlaces, tus palabras y por haberme hablado de aquel curso. Un abrazo grande.