Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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59. La caja de los secretos inconfesables

Ayer llegó una caja envuelta en papel de estraza a la oficina. Solo indicaba la dirección de destino, no había destinatario ni remitente. El conserje la dejó en la mesa del jefe y se marchó. La caja se convirtió en el centro de todas las miradas. Solo bastaron un par de horas y varios chocolates de máquina para que Peláez, el de finanzas, se convenciera de que contenía pruebas incriminatorias contra él por desviar fondos de la compañía. A Bermúdez, el de ventas, con el primer café le dio la corazonada de que esa caja iba a dejar al descubierto sus trapicheos con la competencia y al tercer café ya no le quedaban uñas que morder. López, que estaba liado con la mujer del jefe, maquinaba como deshacerse del marrón, caso de haber sido pillado “in fraganti” e inmortalizado en una caja sin remite. Por fin llegó el jefe, que se ruborizó cuando la vio en su mesa. La abrió nervioso y sintiéndose observado, dejó caer la tapa, pero no pudo evitar que un tanga de cuero y una fusta quedaran a la vista. Desde la puerta del ascensor, el conserje le hacía ojitos.

11 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Una caja cerrada es un mundo de posibilidades que fomenta la imaginación como pocas otras cosas. Al mismo tiempo, con independencia de su contenido, tiene la virtud de extraer de cada empleado una dosis de malicia diferente, dejando bien claro que aquel que les dirige no es demasiado querido, que todos tienen algo que ocultar y todos temen que salga a la luz. El jefe no es una excepción, de hecho, es el que más sorprende, será por eso que él es el jefe.
    Un relato con muy buen ritmo, muy divertido y muy bien resuelto.
    Un abrazo y suerte, Esperanza

    1. Esperanza

      Siiempre es un lujazo contar con tus análisis minuciosos y certeros, Angel, no sabes cuanto aprecio tus comentarios. Mil gracias y un abrazo.

  2. María Jesús Briones Arreba

    La intriga hasta el último momento, en que se descubre el «rollito».
    Buen desarrollo del relato, impregnado del morbo de cada uno de sus personajes que nos hace sonreír.
    Suerte, y un besito, Esperanza.

  3. Un micro muy divertido, que no por divertido soslaya el poder que tiene un paquete, paquete del que no se sabe el contenido, contenido que al no saberse revela todo lo oculto: delitos, temores, fantasías y verdades de todos los que posan sus ojos en él…
    Parece que no eran tan inconfesables los secretos después de todo, al menos para una de las partes involucradas, al fin y al cabo, uno no le hace ojitos a cualquiera, ¿cierto?

    Lo dicho, un micro muy divertido.

    Te felicito, ESPERANZA.

    Cariños,
    Mariángeles

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