62. Esperas
Sebastián tiene guardia nocturna hoy, día del cumpleaños de su hijo. Ojalá que no haya una urgencia de última hora, piensa, y pueda felicitarlo antes de que se vaya al colegio. El niño se levanta, imagina la despedida de don Anselmo y fantasea con que lo sustituya Silvia, la profesora de la que anda enamorado. Don Anselmo camina hacia su última jornada en activo con sensaciones encontradas. Ilusionado por ser dueño de sus días desde mañana. Preocupado por mantener lejos las nostalgias fortuitas que acechan las soledades de la jubilación. En ese momento su hermano pequeño sale de la cárcel. Encerrado por un delito que no cometió, se dirige a culminar el plan que ha madurado en su celda. Mientras, Ramiro abre su remodelada y flamante tienda. La quemó hace tiempo, echó la culpa a su empleado y con lo que sacó en el juicio, y lo bien que le va el negocio, supone que se retirará pronto. Sus meditaciones se esfuman al entrar su primer cliente, o el último, que lo rocía con gasolina y le acerca un mechero encendido. Minutos después, la sirena de una ambulancia avisa a Sebastián de que este año tampoco felicitará a su hijo.
Esperas encadenadas, estupendamente engarzadas para que el primer eslabón y el último acaben conectados. Muy bueno.
Muchísimas gracias por pasarte por aquí, Edita. Me alegra mucho que te guste este microrrelato “encadenado”. Un abrazo bien fuerte y espero que estés pasando un estupendo verano.☺️
Qué buen relato, Pablo, con lo difícil que es escribirlos así, con trayectoria circular, y lo bien que te ha quedado. Ya me darás un cursillo.
Abrazos mil.
Ana María, tú sí que me podrías dar un cursillo a mí de escritura, con ese currículum que tienes y esa maestría que avala tus numerosos éxitos.
Me alegra mucho que te guste el relato. Que a ti te parezca que ha quedado bien ya me recompensa el haberlo escrito. También reconozco que me lo he pasado bien creándolo y urdiendo las historias de estos personajes conectados por el fino hilo del destino.
Un beso bien fuerte.
😘
Buah, Pablo, te ha quedado redondo, y no solo en la estructura. Dicen que en un micro tres son multitud, pero has escrito la prueba de que un micro coral puede ser excelente. Enhorabuena.
Un abrazo y suerte.
¡Hola, Rosalía! Qué alegría me da leerte por aquí y que me dejes comentarios tan cariñosos. Algunas veces me da por arriesgar y meter a varios personajes en un micro, y merece la pena intentarlo si recibo palabras como las tuyas. Y, como he dicho antes, si disfruto escribiéndolo. Porque, ¿para qué escribimos en definitiva? Para disfrutar y para que nos lean, y si a mí me lee gente como tú, pues le da más sentido a esta afición que tenemos en común en este maravilloso hogar que tenemos en ENTC.
Un beso grande y recuerdos a mi amigo Ramón. ☺️
Hola Pablo:
Un relato trepidante, cuyos personajes están unidos por un deseo que es diferente y a la vez, justo hoy, idéntico.
Ni me imagino lo difícil que te habrá sido construirlo y dejarlo así de genial
Una delicia leerte siempre, Pablo.
Enhorabuena y un abrazo
¿Qué tal estás, Alberto? Espero que muy bien.
Me encanta tu comentario, tan generoso y amable.
Sí que me ha costado engarzar las historias sin que se me salga la cadena en el camino, o eso he intentado, pero, como he dicho antes, también he disfrutado mucho jugando con las diferentes alternativas hasta terminarlo.
Un abrazo grande, genio, y muchísimas gracias por pasarte por aquí.
Vivimos en un mundo donde todo está interrelacionado. Se pueden hacer planes con ilusión, ganas de desquite u otros sentimientos en principio, placenteros, pero la realidad está sujeta a múltiples factores.
Un relato bien pensado y llevado, que por todo lo que cuenta, aparte de lo que se intuye, unido al número poco habitual de personajes, bien podría tratarse, añadiéndole extensión, de una buena novela o guion.
Un abrazo y suerte, Pablo
Amigo Ángel, como siempre es un placer leerte. He de confesarte que siempre espero tu comentario, porque tu lectura e interpretación siempre certera me dice si he conseguido mi propósito.
Muchísimas gracias por tus palabras, por los comentarios que dejas, que de todos aprendo, y por tu inmensa generosidad.
Como bien dices, la realidad está sujeta a múltiples factores, y la realidad de la ficción, más todavía. Esa ficción que nos hace manejar a nuestro antojo a esos personajes que deambulan y a los que les dibujamos su destino.
Gracias por pasarte por aquí, como siempre.
P.D. Estoy en la playa y aquí al lado tengo a Miriam y a Pablo Jr. Les he comentado que te estaba escribiendo y me han dicho que te envíe dos fuetes abrazos. Enviados quedan, y uno más de mi parte.
Otro abrazo para ellos, y otro para ti.
Recibidos. 😉
Un círculo biten cerrado, espero que no termine siendo vicioso. El destino, la suerte, lo que quiera que sea, juega fuerte en tu relato. Cada uno de ellos esperan, pero con muy distintos objetivos.
Suerte Pablo, el destino nos espera!
¡Hola, Rosa! El destino es caprichoso y, como bien dices, aquí juega un papel importante. En este caso esperemos que este círculo no sea vicioso, Sebastián pueda felicitar el año que viene (o en el relato que viene) a su hijo, que don Anselmo sea feliz con una afición que le llene sus días (el ajedrez, la lectura, la escritura, ¿quién sabe?), que Sílvia sea la nueva profesora del colegio y, en cuanto a los demás personajes, pues no sé qué le deparará el destino, aunque en este caso soy pesimista.
Un beso y gracias por pasearte por aquí.
Que esos eslabones de personajes y emociones conformen una cadena de oro, sólo depende de la habilidad del joyero. Y si de algo vas sobrado, querido Pablo, es de habilidad.
Perfectamente engarzado este disfrutable relato en el que nos haces participar tanto del dulce calor de la venganza como de la ingenua decepción de un niño.
¡Qué gozada volver a leerte!
Un fuerte abrazo.
No sabes la alegría que me da que el mismísimo Antonio Bolant venga a visitarme. Ya me dio alegría cuando vi tu comentario en mi anterior relato, pero por una cosa o por otra no te respondí y se me pasó el tiempo sin volver allí, no tengo perdón.
Igual que tus relatos, tus comentarios están llenos de belleza, de tu estilo inconfundible, y de exceso de generosidad con este que sabes que te quiere y te admira muchísimo.
En cuanto al relato, pues ya lo dices tú, he intentado engarzar la vida de unos personajes cotidianos, cada uno con sus ilusiones y problemas, que me han regalado mucho más de lo que merezco, este comentario tuyo.
Dices que qué gozada el leerme; gozada es leerte otra vez a ti. Espero con ansias tu relato, amigo mío, porque dará más brillo si cabe a esta nuestra casa Enteciana.
Abrazo grande, genio.
Redondito, con la marca de la casa, y delicioso en la lectura. ¿Qué más se puede pedir?
Mucha suerte, Pablo.
Redondito me he quedado yo después de leer tu comentario, Paloma. Mil gracias por tus amables palabras. ¡Qué gusto da leerte!
Un besote.