Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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62. La hora cero

Nadie, salvo el universo, le hubiera dado la menor trascendencia a la respuesta de ella: 

 

—Queda cerca, pero es complicado; mejor te acompaño, que ahora estoy libre.

 

Claro que el universo lo llevaba planeando desde siempre.

 

Semanas antes, mi novia me había sentado en un café para comunicarme que dejaba de serlo.

 

Millones de años atrás, un dinosaurio murió para alimentar el motor del autobús que me trajo, con el corazón en carne viva, a esta ciudad.

 

Horas antes, cierto satélite recibió una pedrada cósmica que desorientó al navegador de mi móvil. Mientras, otro muchacho deshizo su cita con ella mediante un whatsapp. Por culpa del mismo satélite, nunca le llegó, dejándola plantada en Guillermo de Ockham esquina con Albert Einstein.

 

La turistificación se ocupó de que yo no hubiera encontrado a nadie capaz de entender siquiera mi pregunta.

 

Meses atrás, la construcción de un carril bici estrechó la acera de Albert Einstein, haciendo inevitable toparme con ella, que ya se iba.

 

El cosmos, finalmente, se ocupó de que mi pregunta coincidiera con el último rayo de sol entrando en su mirada verde, capaz de fundir el núcleo de la Tierra:

 

—Perdona, ¿eres de aquí? ¿sabes dónde queda esta pensión?

7 Responses

    1. Ángel Saiz Mora

      ¿Todo sucede porque tenía que pasar, porque estaba confabulado para ello? ¿Hay un guion escrito, o las cosas suceden por puro azar?
      Un relato para la reflexión, original y maravilosamente escrito.
      Un abrazo y suerte, Tomás

  1. Pablo Núñez

    ¡Jo! Cuánto me ha gustado el relato, Tomás. Por todo. Por lo que cuenta y por cómo lo cuentas. De los que no se me van a olvidar.

    Abrazo. Y felices fiestas.

  2. Rosalía Guerrero

    Tomás, está genial. Me encanta cuando el universo se confabula para que las cosas se encadenen y salgan bien. ¡Desde los dinosaurios!
    Un abrazo y suerte.

  3. Juegas con los tiempos. Empiezas por el final. Cortas la historia en lonchas apetitosas y no se puede parar, hay que probar la siguiente, a ver a qué sabe. Y cuando llega el postre, vuelta a empezar. Y en la segunda vuelta, me paro en la esquina y me da qué pensar. Este relato tiene futuro.

  4. Rosa Gómez Gómez

    Está claro que lo que ocurre forma parte de complicados “algoritmos” intencionados o no, pero que escapan a nuestro entendiendo.
    La suerte, la casualidad, los ados?
    En cualquier caso, ¡que bien te ha salido las carambola! Y con final previsible y deseable. Como en un cuento con final feliz.
    Me ha gustado mucho!

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