Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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62. Señales (Montesinadas)

El hombre se distrae con cualquier cosa, se desconcentra: un leve picor en la nariz, una suave corriente de aire, las voces fuera de la sala… Cuando regresa, se pregunta en qué estaba pensando. Ha dejado de mirarnos a los ojos. Es evidente que ha perdido el hilo; se contradice y le cuesta volver al relato.

El cerebro está preparado para decir la verdad. En caso contrario, se fatiga, reacciona de manera insospechada y nos delata.

No sabe dónde colocar las manos, vuelve a sentir el cosquilleo, ahora en la mejilla y su cuerpo entero se gira rígido hacia la puerta, listo para la fuga. Al tirar de las esposas, la mesa se levanta un palmo.

“No recuerdo nada”, dice, pero nosotros podemos ayudarlo, darle pistas, desarmarlo con preguntas para que regrese al instante exacto en el que arrojó a su pareja al vacío. Se agita en la silla; las muñecas le sangran por el roce y grita que él no la empujó.

Unos segundos de silencio y somos nosotros quienes nos distraemos, sentimos un leve picor en la nariz, la misma suave corriente de aire y, sin mirarlo a los ojos, le decimos que hay testigos.

5 Responses

  1. Miguel Ángel Jiménez

    El lenguaje no verbal no miente. La mentira final del interrogador es clave para descubrir la verdad. «Por la mentira hacia la verdad» «La mentira como herramienta para descubrir la verdad» Me ha encantado tu relato, Manuel. Intuyo que has trabajado en el CNI, en el MI6, en el Mossad, etc. y esas experiencias te dan luz. (mi última frase es una frase mentirosa). Te deseo suerte

  2. Ángel Saiz Mora

    Para combatir una mentira execrable, otra que puede rebatirla. A eso se le puede llama disparar con las misms armas, aunque con objetivos del todo opuestos. A esos interrogadores les perdonamos.
    Nuy buen relato, Manuel.
    Un abrazo y suerte

  3. Rosa Gómez Gómez

    Angustioso interrogatorio, has creado el climax.
    No podría servir de interrogadora, la sombra de la duda me corroería.
    Bien escrito!

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