67. Nochevieja (Patricia Collazo)
Nochevieja
En cuanto servimos los entrantes tu padre anuncia que es hora de dejar de aparentar, que no vamos a empezar un nuevo año entre mentiras. Me levanto a buscar algo a la cocina. Me sigues. ¿Crees que lo sabe?, murmuras. Niego enfática, pero temblando. Deposito la salsera sobre la mesa y acaricio tierna el hombro de tu hermano. Me mira extrañado y sonríe como pensando esta noche por fin, tanto hace que lo esquivo. Te sientas frente a mí, junto al que has presentado este año como novio oficial. El pobrecillo está más rojo que el marisco.
Tu padre mira divertido a cada uno de los comensales. Parece que no somos las únicas con algo que ocultar. Tus tres hermanos han quedado súbitamente mudos, y hasta mi Santi echa miradas de soslayo al abuelo. El primer año que me siento a la mesa grande y ya ves, pensará. Los únicos que corretean despreocupados son los niños. Hasta tu madre, la santa, parece inquieta. Sobrevivimos hasta los postres disimulando silencios y atragantamientos. Pero lo que nadie puede disimular es el alivio que sentimos cuando el cuerpo de tu padre se inclina sobre su plato lleno de restos y calla para siempre.
Como siempre un gran micro que nos dejas con la miel en la boca, siempre es un placer leerte.
Una familia que no es lo que parece, con mucho que ocultar, un mar de apariencias y fingimientos. El padre parece sospechar, pero a él le gustan las cosas tal y como se las presentan. Por algún motivo todos participan en esa pantomima, no quieren contrariarlo, puede que conocer la verdad sea causa de que les desherede, o suponga algo nocivo para su salud. El alivio final de todos prueba que el teatro ha terminado, que todo fue una imposición y un tenso suplicio.
Un abrazo y suerte, Patricia