Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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74. El plan B

¿Que has ideado una estrategia perfecta para ganar dinero fácil? ¡Caramba! Pues ya me la explicarás con detalle. Así de primeras suena bastante bien desde luego. Te anticipo que no seré yo quien ponga trabas a semejante iniciativa. Aunque no sé, si de verdad piensas, como dices, jugártelo todo a esa carta, creo que deberías antes ponerte un poco en lo peor. Calla, escúchame. Llámalo funesta coincidencia, alineación fatídica de los astros, aciago despropósito, mala suerte…, pero podría ser que alguno de tus planteamientos no funcionara según lo previsto —quién te dice que no—, o tal vez que el rumbo que adquiriese tu existencia no acabara de satisfacerte, que te cansaras de ciertas cosas o que de repente anhelaras una ocupación más edificante de tu tiempo; de manera que por falta de éxito o de alicientes, por desencanto, hastío o simple desidia, todo terminara yéndose al garete. Te convendría disponer entonces, ya lo sé, en tan improbable caso, de un recurso de emergencia, de una alternativa que te permitiera salir de esa lamentable situación, ¿no crees? Así que no me hagas perder más la calma. ¡¡Acábate de una vez la merienda y vuelve a tu cuarto a estudiar!!

14 Responses

  1. Muy bueno, Enrique. Con esa sorpresa final que nos descubre al interlocutor del narrador, un adolescente que fantasea en vez de estudiar. Con la habitual genialidad de tus letras.
    Abrazo y suerte.

  2. Ángel Saiz Mora

    Ese padre o esa madre tiene una paciencia infinita con esa hija (doy por hecho la condición femenina del personaje, asociado a la imagen propuesta para el relato). Seguro que aprecia y siente orgullo de la capacidad de esa muchacha para innovar. En estos tiempos en los que, como no hay trabajo, dicen que hay que inventárselo, en los que se promociona tanto a los emprendedores, esa chica apunta maneras y tiene ideas. Sin embargo, de una forma o de otra, al final la realidad se impone y hay que terminar los estudios, no queda otra, la paciencia de la madre o del padre también se acaba, todo tiene un límite.
    Un relato muy bien estructurado, con una primera parte que es un alegato de respeto, de consideración de pros y contras, con una narración objetiva y eficaz, que contrasta con el desenlace final, que rompe con todo lo anterior y se entronca con la obligación ineludible de sacar sus estudios por parte de un joven o de una joven.
    Vuelves a reinventarte una y otra vez en tus relatos, siempre distintos, siempre originales, siempre muy buenos.
    Un abrazo, Enrique. Suerte

    1. Enrique Mochón Romera

      En efecto, Ángel, he querido reflejar una situación que bien podía propiciar el estado actual de la sociedad, con un futuro poco motivador para la juventud, en cuanto promete escasa recompensa al duro trabajo de estudiar, y con unos referentes poco recomendables, pero de una innegable influencia sobre ellos. Y ante todo ello, la impotencia y la frustración de los padres en su labor de buscar siempre lo mejor para los hijos.
      Muchas gracias por tu atención, amabilidad y generosidad, indoblegables, y otro abrazo para ti.

  3. Belén Sáenz

    Fabuloso, Enrique. Me has dejado con las orejas coloradas sintiendo que esa reprimenda iba también para todos los que pensábamos encontrar ese método para ganar dinero fácilmente, ejejjeje. Siempre es un aprendizaje leerte, y esta vez doblemente.

    1. Enrique Mochón Romera

      Uy, qué poco tienes tú que aprender de mí, Belén; como mucho que se te pegue algo malo, jajaj. Lo cierto es que no suele ser mi intención, al menos conscientemente, la de aleccionar a nadie, aunque en este caso los argumentos de esa madre desesperada, aunque paciente, tenían solo un camino por el que andar.
      Muchas gracias por todo.
      Un abrazo.

  4. calamanda

    Enrique, elaboras un perfil del joven muy bueno y claro; se ve la actitud del chic@ a traves de él, y se comprende la postura del adult@ que lo increpa. suerte y saludos

  5. Íñigo Redondo

    Enrique: Me gusta pensar que relatas, de forma ejemplar, como sueles, una escena familiar y, al mismo tiempo, lo que contestará como anécdota la creadora genial o la próspera empresaria, cuando, ya adulta, un periodista de fino oficio tire de sus recuerdos mientras la entrevista en un programa de esos de las diez de la noche. (Que se llamará Esta noche te cuento, por ejemplo).
    Abrazos.

    1. Enrique Mochón Romera

      Muy interesante tu observación, Íñigo. Con ella provocas una doble imagen en la que conviven perfectamente la escena actual y la futura. En realidad nunca sabe uno qué es lo más conveniente ni para uno ni para nadie, y en consecuencia no me gusta dar consejos, a no ser que lo vea muy claro, como sucede en el relato. Gran título para un late night, por cierto.
      Muchas gracias y abrazos.

    1. Enrique Mochón Romera

      Más que suficiente, Rosy, jajaja. Me alegra mucho que te hayas pasado y que además te haya gustado.
      Muchas gracias y un abrazo.

  6. Miguel R. V.

    Tras leer con deleite, tanto el relato como tus ponderadas y atentas respuestas a los comentarios, no se que me gusta mas…. Claro que esa no es la cuestion, lo autentico es disfrutar de tus palabras, siempre sabias y bien intencionadas.
    Un abrazo,

  7. Enrique Mochón Romera

    Muchas gracias, Miguel. Me alegra mucho todo lo que me dices. Al escribir tiene uno más tiempo para poner en orden lo que se piensa y lo que se dice y eso puede dar una impresión errónea, jjajaja, aunque seguramente en ese proceso también se aprende algo. Creo que esa es una de las cosas que más me gustan de esta afición. Otra es la de conocer a tanta gente interesante, desinteresada y amable, con la que da gusto tratar.
    Un abrazo, Primo.

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