Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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77. Mirar hacia otro lado (Josep Maria Arnau)

Me encontraba extrañamente bien con mi vestido negro, con chaqueta y zapatos del mismo color. Detrás de mis gafas oscuras me sentía protegida. Después del entierro, nadie me hizo preguntas. Todos sabían de los gritos y las amenazas. Hacía tiempo que muchos se habían dado cuenta de los moratones bajo el maquillaje, aunque nunca rompieron su silencio. Yo no lo había denunciado nunca, seguía en casa por los chicos. Pero sin alma. Cuando él se puso la mano en el pecho y se desplomó a mi lado, mis ojos no lo vieron y mis oídos no oyeron como pedía ayuda. Mi cerebro tampoco hubiera recordado dónde estaban las pastillas. Ni como llamar a la ambulancia.

2 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Seguro que a efectos legales, e incluso, en opinión de algunos, también morales, esta mujer no actuó bien. Sin embargo, no se le puede negar una coherencia absoluta. Ella nunca denunció a su marido, sufrió en silencio sus atropellos. En consonancia con ese mismo modo de proceder, tampoco movió un dedo para ayudarle en un momento crítico. Nadie puede negar que, como resultado, se produjo lo que se denomina «justicia poética», es decir, el villano recibió su merecido, compensando que hubiera estado tanto tiempo impune. El problema es que ella tuviese remordimientos, pero no solo fue así, sino todo lo contrario, porque ella se sintió «extrañamente bien» y nadie le hizo preguntas ni mucho menos le reprochó nada.
    Una buena historia sobre acciones y omisiones, agresiones y venganzas, también sobre la ética, que nos hace pensar en qué habríamos hecho en el caso de esta mujer.
    Un abrazo y suerte, Josep Maria.

  2. Josep Maria Arnau

    Muchas gracias por tu visita y comentarios, Ángel. Es un placer tenerte como lector y poder disfrutar de tus certeros análisis. El maltrato extremo y continuado puede producir cambios muy profundos en la mente de la persona maltratada. Por otro lado, el tema de la omisión tiene muchas caras y puede plantear cuestiones éticas, como dices. Ponernos en el lugar de quien vive situaciones extremas da que pensar. Y podemos aprovecharlo, como tú haces.
    Un abrazo.

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