82. El fragmento de ámbar que pudo entrar en la Historia*
Poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, en el yacimiento de Notenblatt, perteneciente al Paleolítico Superior, y situado en la cuenca del río Óder, entre sus afluentes Allos e Ímafis, se produjo un hallazgo extraordinario: en un fragmento de ámbar de unos 30.000 años de antigüedad se conservaba, en perfecto estado, una melodía de tonalidad desconocida. Así, a la capacidad artística de nuestros antepasados demostrada en las paredes de Altamira o Lascaux, en el modelado de esculturas (véase la Venus de Willendorf) o en la fabricación de flautas de hueso, como la del yacimiento de Geissenklösterle, se añadía ahora el testimonio inmaterial de la música.
Fueron los conservadores del Museo de Registros Sonoros de Dresde quienes trataron de extraer las notas musicales allí preservadas, pero la destrucción del museo —y con él este tesoro de valor incalculable— debida a los bombardeos aliados, truncó cualquier intento de reproducir aquellos acordes primitivos. Desde entonces numerosas excavaciones buscan otros sonidos enterrados en los estratos del Óder, todavía sin resultado, aunque músicos y arqueólogos están convencidos de que en Notenblatt se esconde toda la música que sean capaces de descubrir.
*Texto extraído de La música clásica desde sus orígenes, de Guido Piànzi.
About Post Author
Rafa Heredero: Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
JULIE ANDREWS – Do-Re-Mi
https://www.youtube.com/watch?v=Qy9cj-zwbVY
Yo: Bueeeh… la verdad es que no mucho, qué quieres que te diga. Ni de lejos está entre mis preferidas, aunque reconozco que es una canción simpática y se ajusta muy bien a la propuesta.
Rafa Heredero: Ya veo que no pareces muy convencido, pero no te preocupes. Tengo otra canción para tu relato que quizá sea de tu agrado. A ver si acierto con ella.
JOHN PHILIP SOUSA feat. HULF HEIN – The stars and the stripes forever
https://www.youtube.com/watch?v=fdP5ORQzukQ
Yo: ¡Venga ya, hombre! ¡No te lo crees ni tú! Es como una película de Hollywood sobre ovnis y extraterrestres a las que nos han acostumbrado. ¡Siempre hacen que aparezcan en su país! ¡Por favor! Si los «americanos» ni siquiera existían en aquella época. ¡Anda, que…!
Rafa Heredero: Eres un poco exigente, tú, ¿no te parece? No te gusta lo cursi, no te gusta la épica, no te gusta nada… ¿Y si utilizo ABBA – Thank you for the mus…? Vale, vale, no pongas esa cara, pero que sepas que no hay que tener prejuicios, con la música ni con nada.
Yo: ¿Pero no puedes seleccionar algo con mejor criterio?
Rafa Heredero: ¿Sabes lo que te digo? Que te voy a poner una canción con un título que te dice exactamente lo que vas a poder escuchar en tu fragmento de ámbar, ja, ja. ¡Hala, majete!, que te aproveche.
MANCHESTER ORCHESTRA – The silence
https://youtu.be/8KfwXac4ftI
Yo: No te digo nada, que me has dejado en «silence», y además nos conocemos muy bien.
Como vimos en «Parque Jurásico», un trozo de ámbar puede conservar un mosquito, con sangre de dinosaurio incluso, pero que también albergue un sonido es algo que solo puede concebir una imaginación viva y creativa, con la magia de la literatura como aliada.
Seguro que todos nos hemos preguntado alguna vez acerca del motivo por el cual un lugar u objeto tiene un nombre y no otro. El que la zona en la que apareció ese documento sonoro único se llame «partitura» (en alemán) no puede ser casualidad.
A la originalidad del relato se une el buen humor, un sanísimo «reírse de sí mismo» con las tres melodías que acompañan a esta historia.
Has hecho una gran labor, dando vidilla a nuestra querida página y haciendo el mejor homenaje a una de las más sublimes artes que ha desarrollado el ser humano.
Un abrazo, Rafa, gracias por todo y suerte
Ángel, tú si que das vidilla a la página leyendo y comentando nuestros relatos de forma incansable.
Un abrazo, y muchísimas gracias a ti por todo el tiempo que nos dedicas.
¡Qué amable eres siempre, Juan! Muchísimas gracias por tu generoso comentario, admirado Juan (así, sin la coma del vocativo).
Un abrazo.
Con tu relato nos has llevado hasta los posibles orígenes de la música. Muy ingenioso al elegir el nombre del lugar. Gracias por recordarnos lo frágil que es la belleza y lo destructor que puede llegar a ser el ser humano.
Muy buen relato, Rafa. Te deseo mucha suerte.
Besos apretados.
Muchísimas gracias por tu comentario, Pilar. Y sí, la cantidad de belleza que ha destruido el ser humano, y que desgraciadamente seguirá haciendo, es algo irreparable. Quizá algún día nos demos cuenta y sepamos valorar no solo lo que creamos, sino también lo que nos ofrece la naturaleza.
Un abrazo.