87. LO QUE SE DEJA ATRÁS (GINETTE GILART)
Los días de mucho viento Sara aprovechaba para ventilar su casa y colgar del balcón la horrible alfombra —regalo de boda— con la intención de que un golpe fuerte de aire se llevara para siempre aquel monstruo marino que detestaba.
Eran tiempos convulsos y otro monstruo iba a sobrevolar las ciudades de Argelia. Muy pronto Sara se vería obligada a dejar su casa y con lo puesto embarcar, junto a miles de compatriotas, rumbo al puerto de Marsella.
No se imaginaba lo mucho que iba a echar de menos su alfombra tan odiada.
No apreciamos lo que tenemos hasta que lo perdemos o, su posesión, se pone en peligro y entredicho. Esa alfombra era prescindible para ella, incluso odiosa, pero formaba parte de eso tan íntimo y ligado a las personas que llaman hogar. Nada peor que tener que dejarlo todo por necesidad.
Un abrazo, Ginette.
Ginette, coincido con Angel. Suele ocurrir eso. Suerte y saludos