99. La Mirada
Soy coleccionista de miradas y también un voyeur de sentimientos, por eso cuando entré en el Central aquella me cautivó. He anotado luz en miradas, odio contenido y brillo en ojos de placer fingido. He escalado muros para observar resignación en pupilas de todos los colores, he medido la tristeza que conlleva el sufrimiento de quien no encuentra esperanza. He dibujado la dicha del padre que por primera vez mece un vástago en sus brazos y la de una madre que reza por su hijo ausente. He escrutado almas cavernosas para sellar el silencio en lúgubres miradas, he sentido frío y las he encajado rocosas que me hirieron, pero aquella mirada perdida era insondable para mí.
Sentando en la barra del bar, su mirada magullada portaba cicatrices, perforaba el ambiente. Era la definitiva resignación de quien no cree tener futuro, una puerta a la oscuridad, al vacío, a la derrota. Pero la sorpresa que sentí al ver completada mi colección cayó en el abismo de su ojos. Entonces comprendí que su mirada no una novedad para mí, lo que estaba viendo no era otra cosa que aquello que se reflejaba en el espejo de mi dormitorio cada mañana al amanecer.
Luis, un trabajo muy poetico con un final inesperado. Suerte y saludos