116. En la isla de las mujeres (Montesinadas)
Kuba va despertando, es la hora de levantarse, hay que salir pronto para recolectar el Taku del que sacará la semilla que mezclada con la fruta machacada y fermentada dará el vino. Después decidirá los grupos de siembra y organizará el trabajo de su marido Elbo que hoy debe poner trampas alrededor del huerto para atrapar serpientes.
A kuba le gusta Elbo, su fuerza física, su piel, su sexo. A Elbo le gusta Kuba su inteligencia, su valentía, sus pezones. Es un hombre satisfecho que trabaja siempre para ayudarla. Kuba sabe que debe protegerlo como a sus hijos, es lo natural en estas islas.
La marea está alta y Elbo juega en la playa a peleas adolescentes, a la caída de la tarde, cuando cesa la lluvia de estrellas, va a pescar. Tomarán vino y pescado en la cena y harán el amor una vez más.
Elbo es un hombre feliz en esta isla, con su choza de barro rojo. Mañana es un día importante, al despertar, acompañará a su hijo mayor a buscar paja para hacer la cama donde desvirgará a la mujer para la que trabajará el resto de su vida.
Manuel, una isla con roles distintos, muy bien contada, como las descripciones de los protagonistas. La felicidad, la aceptación de las costumbres, la belleza física y el equilibrio mental: una isla de mujeres, una forma de simbiosis. Me gusta.
Un abrazo
En efecto, es exactamente eso, ni más ni menos. Un documento, una crónica de un día cualquiera en una isla de ellas, donde todo lo dirigen ellas y donde todo es armonía, tranquilidad y momento feliz. Suena cursi, pero existen lugares con un matriarcado ancestral que funciona.
Gracias Amparo.
Veo, Manuel, que los hombres de esta isla eran muy básicos y a la vez muy felices gobernados por las mujeres. Creo que sólo les faltaba el fútbol (o algo parecido) para que fuera un auténtico paraíso. Buena idea y bien contada. Suerte y saludos.
Jajajajaj Juana, puede ser, pero el hecho de que acepten el gobierno de la mujer no los hace básicos sino en mi opinión tremendamente inteligenntes. La simpleza de sus obligaciones se debe al entorno, aunque si al final los exclavizan entonces ya es otra cosa.
En lo del fútbol estoy de acuerdo jajaja si se lo damos les cambiará el mundo. y de paso Aúpa Atleti!!!.
Abrazos
Como ya te dije en el blog, maestro Montesinos, es un relato que encierra un inquietante misterio.
Un saludo
JM
Maestro hacedor del ilustre Jaramillo y otros personajes que pululan ingrávidos en tu mente.Como siempre, acertado en tu búsqueda de ver algo más allá. Una mirada siempre agradecida.
Abrazos
Manuel, has trasmitido, bien, cuando no se mueve lo cotidiano y nos lleva a esa rutina que mantiene nuestro equilibrio; y quizas la felicidad. Suerte y saludos
Gracias Calamanda quizás la felicidad, exactamente, por qué no?? Abrazos
Hola, Manuel, como siempre tu texto es uno de los esperados por muchos en este blog, eso lo sé. Una vez más tu prosa te envuelve de una manera mágica que te lleva hasta el final, en el que el golpeo esta vez no es un puñal, sino todo un caramelo para degustarlo una y otra vez. Además, lo has rematado con un comentario sobre los matriarcados ancestrales que ha sido la guinda. Sigue deleitándonos cada mes como tú sabes. Un abrazo.
Lorenzo eres muy amable, no sé si serán esperados como comentas, si es así me siento un privilegiado y si no lo fuera con tu comentario ya quedo hinchado por días jeje.
Abrazos
Pues yo era otro de los que le esperaba. Nos dejas un relato costumbrista en el que no falta de nada. Lo mejor es que cada acción lleva implícito un significado y un sentido. El cambio de roles no está ni forzado ni sobreactuado así que al final de la lectura simplemente (ojo que no es poco) todo encaja. Le deseo suerte y aquí me quedo esperando el siguiente. Abrazo 🙂
Amigo Jantonio RECganador, gracias por comentar como siempre con tanta generosidad. Abrazos
Una isla de armonía, donde todos son sencillamente felices. Bonita historia. Un abrazo
Concha, exactamente es así, en parte, tan sencillo, tan simple y a de crónica de diario.
Abrazos y gracias
Hola, Monte.
Como te dije en tu casa Elbo tiene mucha suerte porque ha encontrado el paraíso.
Un besazo, rebonito.
Twanda, gracias por comentar y sí creo que algo parecido al paraíso tiene Elbo en sus manos.
Un abrazo
Esto es el paraíso Manuel: aceptan su vida tal como ha sido siempre, disfrutan lo que tienen y no se plantean nada más. Así de simple y así de bien narrado, con ese final cerrando el círculo y perpetuando un modo de vida.
Suerte y abrazos
Ann gracias por el comentario, es así, de sencillo es lo que quería plasmar, como he dicho antes, una crónica sencilla y familiar, creíble y cercana. Y claro la posibilidad de que algo así pueda parecerse al paraíso ellos desde luego están felices así.Abrazoss
Bella historia de una sociedad matriarcal. Me gusta la descripción sencilla, precisa y primitiva, de cómo se gustan Elbo y Kuba. Un abrazo.
Mar, gracias por la visita, en cierto modo me abruma un poco que alguien con tu talento me diga estas cosas, la verdad , me hacen sentirme muy feliz casi tanto como Elbo.
Abrazos y gracias
Ojalá que la mujer que será desvirgada haga tan feliz a ese muchacho como lo ha hecho Kuba con con Elbo. Montesinos, un relato muy bonito, con esas que llevan la batuta. Suerte este mes.
Saludos.
Gracias beto, seguro que sí, parece que en esta pequeña civilización son educados y saben que hacerse feliz es lo principal.
Un abrazo Beto, busco el tuyo que anod perdido.
Una vida placentera la del que sabe cuál es su papel y entretiene sus días en ejercerlo, está bien acompañado y es querido, además de tener descendencia que le sucederá, no le falta de de nada ni puede pedir más, ingredientes todos que en este mundo liderado por mujeres parecen garantía de éxito y felicidad.
Un saludo y suerte.
D.Ángel, cierto, gracias por pasar por aquí y en efecto un conjunto de ingredientes bien medidos que harán la vida más fácil y por tanto más feliz.
Un abrazo
Me gusta el relato. Muy bien narrados esos despertares.
Abrazos.
Gracias María sí estoy de acuerdo bonitos despertares . Abrazos
Un bonito relato y una estupenda radiografía de una sociedad matriarcal. El mundo, dirigido por las mujeres, a lo mejor funcionaba mejor. 😉
Mucha suerte. Un abrazo,
Esperanza vuelvo a darte la enhorabuena por tu wonderland y te aseguro que no e importaría probar ese gobierno femenino.
Abrazos
Me gusta este cambio de roles que describes con esa facilidad para que no se nos haga extraño. La calma ondea como bandera en esa isla, aunque a diferencia de los demás no sé si la felicidad.
Buen relato.
Gracias Piel por comentar, yo apostaría a que sí que reina la felicidad, un paso más allá de la vida relajada. Lo demás son inventos de los hombres modernos. :))
Abrazos
Está muy bien cómo describes esa sencilla vida de pareja, en un entorno paradisiaco, esas islas que tantas veces nos hemos imaginado o leído o visto en el cine, en donde todo parece respirar paz y tranquilidad. Como si se tratase de una película/relato documental vemos su vida cotidiana, sus costumbres y ese estado que parece acercarse a la felicidad. Dan ganas de darse una vuelta por allí, para probar cómo es eso.
Suerte y saludos.
Hola rafa gracias por la lectura y el atento comentario y si hay hueco te aviso y nos damos un paseo por allí los dos.
Un abrazo
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Javier jaja, espero que no sean las estrellas de los militares y sean las de categoría hostelera. Eres muy amble un abrazo grande y te debo lecturas.
Tu Isla Isabel es de quitarse el sombrero. Me encantó
Es que me ha gustado, es otro punto de vista a la realidad heredada, el hombre nace de la costilla de la mujer (más próximo a la realidad) y ellas son las que organizan. Sin embargo siento una mayor placidez en ese mundo que has creado, por eso me da mucha rabia cuando una mujer llega al poder y actúa como un hombre.
Una isla donde la inteligencia, la valentía y la sensualidad ….¡funciona!, claro, tenía que ser de mujeres, jajaja, ya sabía yo que eso existía en algún lugar, cuando puedas me pasas la dirección, vale?
Un abrazo Manuel.
Jajajaja, nos vamos juntos, tiene buena pinta la verdad, hay como tú dices una inteligencia especial para saber vivir de otro modo.
Claramanete los de aquí estamos muy equivocados en muchas cosas.
Abrazos