127. A todas las que estuvieron y están en esa isla (Rosy Val)
Sé que las recuerdas… las carreras por el largo pasillo cada vez que te llamaba.
-Estoy en el váter, Tomás.
-¡Lo primero es atenderme a mí, no olvides gracias a quien comes!
No era menester, él te lo mentaba constantemente… corrías con las bragas casi por las rodillas para llevarle el vaso clarete.
-¡Y agradecida tienes que estar, mujer, jamás te he puesto la mano encima!
Entonces, pensabas en tu cuñado y en la suerte que tenías, que a tu hermana sí le dejaba marcas.
-Pero Tomás, estoy en cuarentena.
-¡Es tu obligación, eres mi hembra!
Apenas te daba tiempo a dejar a mi hermanito en el capazo y guardarte la teta aún rezumando tibio calostro.
-¡Mi madre parió once varones, dos más que tú y además faenaba en la era!
Se esfumó tu vida complaciéndole y cautiva en tu isla, se empañó tu pelo negro.
Has descansado, pero no lo dices, pensaríamos entonces que eres una desagradecida, que no te mereces los cuatrocientos setenta y cinco euros de su pensión, y que comes gracias a él, ¡como nunca trabajaste!… por eso sigues llevándole flores.
Que fuerte Rosy, de lo que tu cuentas, queda mucho todavía, cada vez menos, pero es como lo de la guerra civil, a extinguir. No se si conoceremos el nuevo mundo, ojalá, que lo que quede sea la excepción.
Me ha dejado mal cuerpo, tu relato.
Un beso
Sí, quedan más de lo que nos creemos… esta historia está basada en un hecho real, incluso, algunas frases, son textuales.
Gracias por comentarme Epi, aunque siento, te hayas quedado mal después de leerla.
Un besote
Rosy, desgarradora visión, por suerte creo, de tiempos pasados, donde el machismo y el maltrato físico y psicológico tenían una permisibilidad impensable en nuestro tiempo, aunque aún quedan muchas mujeres náufragas en esa isla. Me ha gustado mucho. Abrazos.
Mujeres como mi prota, que no se valoran a si mismas. A esas van dedicadas mis letras.
Un abrazo, y gracias.
Si, es un relato con muchísima fuerza que nos sigue recordando (como los telediarios, casi todos los días) que esa realidad sigue ahí afuera.
Gracias Jose Ignacio, bien dices… «esa realidad sigue ahí afuera»
Saludos.
Tremenda descripción de una realidad de nuestros días. Buenos apuntes a la hipocresía que la rodea. Bien contado.
Besos.
Gracias Rafa.
Un abrazo.
Hombte, si ya se puede comentar!! Pues tenía que decirte que me dejaste herda, goteando tristeza, rabia ajema, rebeldía pot tantas bocas calladas, por tantas vidas de esclavas en sus propias casas,
Has creado un relato bandera, una declaración de detechod de todas aquellas mujeres que estuvieron o, están en eda isla. Tremendo, hiriente, conmovedor, tristemente realista.
Un abrazooo grande.
Me dejaste «herida»!!!
Rosy, perdona todo el revuelo de letras… Lo del móvil y las teclas!! Lo siento, como tú nos haces SENTIR con tu micro.
Abrazooo
Hola Petra, no te preocupes, ya me imaginaba que escribías desde el móvil.
Si he conseguido que se vea mi rabia y mi sentir, me doy por satisfecha, esa era mi prioridad cuando me decidí a escribir este micro.
Un beso, maestra.
Es más que un relato; es una crónica, un homenaje, una mano tendida, un grito…
Me encanta cómo defines este micro.
Muchas gracias por tu visita.
Saludos.
Me encantan todos los huecos que has dejado en la historia. Muchas de las expresiones (atinadas y evocadoras) y ese final lleno de mala leche impregnado de reproche. Mucha suerte 🙂
Sí, ese final está cargado de indignación, me imagino que esa hija/o, nunca entendió, cómo su madre podía quererse tan poco.
Un abrazo Juan.
Rosy, gracias por tan sentida historia. Creemos que en nuestro mundo, escenas como estas son cosa del pasado, pero no, todavía no. Falta mucho para que superemos el machismo que, como bien lo apuntas, las propias mujeres fomentamos. La historia impecable. Muchas felicidades.
Gracias María, qué triste que tengamos que seguir hablando de machismo y maltratos.
Un abrazo
Magnífico relato, homenaje a una realidad que muchos no quieren ver. No está tan lejano en el tiempo como algunos piensan, es más, yo lo veo muy, muy actual.
Enhorabuena, Rosy.
Hola Fernando, con autoestima y ayuda se podrían cambiar muchas de estas situaciones.
Gracias por leerme.
Espero que las flores no sean por el síndrome de Estocolmo, sino porque el muy maldito fuera alérgico al polen y ahora quiere mortificarlo, después de muerto. Buen micro Rosy, que, por el título, deduzco hace un homenaje a las mujeres maltratadas. ¡Suerte!
Saludos.
Sí, ya sabes, Beto, yo en mi linea.
Un abrazo amigo
Triste lo que narras, y cuando se estaba logrando algo de avance ahora quieren que vuelvan a los fogones y a parir hijos. Lo más triste es que las mujeres que llegan al poder actúan como los hombres. En fin, en tema que no hay que olvidar.
Gracias Ximens, por comentarme.
Buen relato. Ojalá llegué el día en que estos hombres «empañen» sus vidas.
Felicidades.
Debería de ser ya, pero parece que lo malo, tarda más en irse.
Saludos y gracias
Con eso de que vamos a coincidir en Valladolid leí fragmentos de tu blog. Me pareciste reivindicativa, original y lúcida -los tres calificativos son independientes, al juntarse resultan un conjunto magnífico-. En el cuento que presentas ahora no puedo alabarte. Escribes de oídas. El léxico que utilizas no se corresponde con el ambiente que diseñas. Sin embargo, la crítica latente en el relato está apoyada en un conocimiento -o en una adivinación- de lo que realmente es la violencia de género.
La era en anacrónica con el váter, el clarete no se ciñe a la cuarentena; el hijo o la hija que malentiende a la víctima es el único personaje creíble. Los descendientes, que aprehenden siempre el maltratado, acaban siendo hijos de puta.Te falta un cura; sí, te falta un cura en el texto, el que disculpe al hombre, el que sostenga aquél -y éste aún actual- sistema de sacrificio en familia.
Daniel, pues claro que hablo de oídas y ¡¡¡menos mal!!! Egoístamente no soportaría tamaño «despropósito! a mi lado, con todo mi respeto para aquellas mujeres que no saben, no pueden o no entienden que vivir así es insostenible. No habría estado mal meter un cura, y darle caña, pero en 200 palabras…
El título hace referencia a mujeres del pasado y también a las de hoy, en el micro se mezclan frases con un léxico algo más antiguo con frases más actuales. Lo que sí, estuve a punto de utilizar pesetas y no euros.
Me encantará conocerte y debatir aquí en mi tierra este y otros aspectos. Gracias por tu comentario, ya veo ya, que contigo no todas las Castillas son anchas, jajaja
¡Hasta vernos!
Rosy, has reflejado muy bien y sin tapujos una realidad que por desgracia aún sigue existiendo. Un abrazo
Por desgracia seguirán «cayendo» mujeres, por no saber o no poder hacer frente a su verdugo.
Un abrazo, Concha.
Unos personajes que no se han enterado todavía de la época en la que viven, una vida que no es vida, un círculo vicioso del que no pueden, no saben o no se atreven a escapar. Lo más curioso de tu relato es el final, con ese homenaje inmerecido, póstumo y continuo de la mujer hacia su pesadilla, a quien no deja de llevar flores.
Suerte, Rosy, y un saludo.
Cuando alguien tiene la autoestima por los suelos, no sabe discernir entre sus obligaciones y sus derechos.
Gracias Ángel, saludos.
¡Vaya relato tan duro, Rosy! Ese machismo que todavía tienen que soportar algunas parece imposible de erradicar. Y qué duro cómo lo terminas, esa nula capacidad que tiene ella para quererse a sí misma.
Suerte y saludos.
Aún cree que le debe algo a su marido, aunque este haya muerto.
Gracias Rafa.
Ya queda menos…
Una historia muy cruda y narrado con gran realismo gracias al uso de ese diálogo. La peor violencia no es la física y tu lo has contado magistralmente Rosy. Felicidades.
Suerte y abrazos
A veces utilizar diálogos en los micros ayuda a condensar más la historia.
Gracias Anna, un abrazo.
Rosy, en ENTC, te sueltas el pelo y nos dejas con la boca abierta y el corazón encogido. A mí me ha gustado y estoy seguro de que más de una vez se han dicho esas frases y temido esos pensamientos compensatorios y de consuelo de tu triste realidad.
A ver si este mes ha sido el tuyo, pronto lo sabremos.
Un saludo, Rosy.
Hola Lorenzo, claro que esas frases «existen», y podríamos añadir muchas más, tan penosas, como las que vemos en mi historia.
Gracias por tus deseos, pero sé que este tipo de micros, de corte costumbrista, no suelen estar entre los que gustan. Pero a mí tu comentario me ha llenado con creces con eso me quedo.
Un abrazo
¡Qué tremendo este micro, Rosy! Además de pasar un calvario junto a una persona tan cruel, son mujeres que a fuerza de ser maltratadas han perdido totalmente su autoestima. Incluso, al quedarse solas se sienten todavía en deuda con el dominador. Muy bien expresado y muy adecuado para la reflexión. Suerte y saludos.
Un tema demasiado actual, no hay día que no salga a la palestra. Esta historia podrían firmarla muchas abuelas, lo triste es que puedan ratificarla mujeres más jóvenes y del ahora.
Gracias Juana, por comentar.
Saludos
Hola, rebonita.
Lo leí el día que lo publicaste y te juro por Snoopy que te comenté algo que me salió desde los adentros. No sé and’anda lo que te decía.
Eran palabras que me enervaron porque lo que leía me iba poniendo los pelos de punta y me hacía aborrecer al cacho-asqueroso que estaba imaginando…
Es una historia cruda, pero real. Cuanta pena me da todo esto, amiga.
Un beso muy grande para ti y para todas ellas, las que estuvieron y las que están.