41. PERSPECTIVAS
El pasillo enmoquetado era la zona perfecta para jugar al balón. Podían chutar y gritar con la tranquilidad que da el sentirse aislado. En cualquier otra zona les echaban bronca, incluso en el aparcamiento. El tipo que vigilaba la puerta les insistía: “Discreción, chicos, discreción” y, aunque el significado de aquella palabra no estaba del todo claro, podían intuir la petición de don Juanjo. Por no hablar de la gran ventaja: si jugaban al balón siempre en el mismo lugar, los demás niños y niñas que acompañaban a sus papás podían unirse al partidillo.
Vaya lugar para un partidillo, ¿sería posible?
Me gusto tu perspectiva.
Un abrazo y suerte.
El Moli, cuando eres niño cualquier lugar es bueno para jugar un partidillo… pero hay que hurgar un poco más en este relato y ver si juegan allí por gusto u obligación… Un abrazo y gracias por comentar.
Tu hotel de carretera apunta maneras para acabar saliendo un día u otro en el periódico. Ese «don» en el tratamiento y todas las pistas que vas sembrando en tan poco espacio consiguen que nunca quieras estar cerca de un sitio así, ni siendo niño, ni siendo padre. Mucha suerte 🙂
Juan Antonio, muchas gracias por tus palabras y por fijarte en esas pistas que voy sembrando, imprescindibles para el relato. Un abrazo.
Ostras qué fuerte, vaya ingenio que tienes, Javier, siempre me sorprendes. También me recuerda un poco al anuncio ese de CocaCola , el partido se acaba cuando el dueño del balón se va a cenar… Aquí probablemente cuando la madre pille al marido chutando a portería vacía.
Lorenzo, fuerte tu comentario: has captado el micro mejor de lo que jamás esperaba que se hiciera. Tu última frase, para enmarcar, ya ironía y resumen. Muchas gracias. Un abrazo!