43. Esa noche
Y fue allí, vaya recuerdo.
El mismo tapiz, sobrio en las paredes, la alfombra que denota el paso del tiempo, el aroma a pasto húmedo que entra por la ventana, el susurro de la brisa y la lámpara mortecina que pendía del ventilador.
El bar también conserva esa imagen de ayer, vetusto, pero acogedor. La mesa junto al ventanal hoy está vacía, pero aquella noche…
La miró y quedó prendado, un mohín travieso le dio pié para invitarla a unir su soledades entre copas y charla. Luego la pasión desenfrenada.
Fue una noche única, jamás imaginada. Al llegar la madrugada debieron partir cada uno por su lado. Solo una mirada y el adiós con la mano, su auto se perdió en la lejanía.
Se mintieron mutuamente, por eso no sabe ni su nombre.
Hoy ha vuelto a pasar, se detuvo y pidió la misma habitación. Cierra los ojos y respira su aliento, su perfume, oye el susurro de su voz que a pesar de los años transcurridos sigue presente en el.
Se pregunta: ¿Dónde estás?…
Precioso relato, Luis. Me gusta lo evocador de cada imagen. Muy visual y nostálgico. Me ha gudtado mucho. Un saludo
Muchas gracias Concha, me agradan tus conceptos.
Un abrazo.
Luis, tu relato nos ha envuelto en un mundo de melancolía de lo que pudo ser sin esa mentira. El tren del amor hay que cogerlo aun sin billete. Me ha gustado mucho. Abrazos y suerte.
Gracias Salvador, creo que puse demasiada melancolía.
Un abrazo.
Gracias amiga, solo es uno más.
Un gran abrazo.
Luis, tu relato se lee muy bien, nos llevas al recuerdo de instantes únicos, irrepetibles, inolvidables. En tu relato se palma la añoranza.
Gracias maestro, me da que es demasiado melancólico.
Pero es lo que hay.
Un gran abrazo.
Moli, muy romántico en la idea y en las descripciones. Quedó prendado de ella y aún la recuerda. Pero eso tienen de encanto las noches fugaces, ¿No?
Un abrazo
Bmateosg, gracias, algo quedó a pesar de no habérselo propuesto.
Un abrazo.
Cuántas veces hemos lamentado no haber subido a algún tren y se nos queda tan dentro que ya no podemos deshacernos de su recuerdo. Tu historia es un precioso homenaje a la nostalgia de lo que pudo ser y no fue. Seguramente has conseguido evocar en muchos lectores sus propios andenes, ahora vacíos. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan, siempre he sido nostálgico y muchos de mis relatos lo son.
Un abrazo.
Me gusta mucho la atmósfera y el ambiente que has creado.
Me he visto en esa estancia, viviendo ese momento.
Te deseo suerte.
Muchas gracias María Jesús, celebro que te guste.
Un abrazo.
El tren sin parada que transita por el baúl de los olvidos, del que un día perdió la llave para cerrarlo.
Gracias Lorenzo, me dejaste con la boca abierta con tu frase.
Un abrazo.
Tu relato es muy visual, me parece estar viendo una colección de fotos amarillas. Cada recuerdo una imagen, cada instante una foto. Así es como lo he sentido yo al leerlo.
Suerte y abrazos
Muchas gracias Anna, intenté mostrar el ambiente.
Un abrazo.
Bonito relato, envuelto en la nostalgia del protagonista.
Felicidades.
Muchas gracias María. Esa es la base del relato, le nostalgia.
Un abrazo.
Muy bonita tu historia de amor tan melancólica. Nunca sabemos lo que perdemos hasta que ya es demasiado tarde. Y esa añoranza que siente durante los años transcurridos sí que de debe de doler.
Suerte y saludos.
Muchas gracias Rafa por tu comentario.
Un abrazo.