75. Sin gravedad
En una noche de luna redonda, se empelotó y se subió a la copa del árbol más alto del jardín. Cuando lo bajaron envuelto en nubes, radiante, anunció:
—¡Por fin soy astral!
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Un poco mas y es sideral Lo digo porque si se hubiera caído ve las estrellas.
¡Ay! estamos todos un poco locos. Lo que pasa es que jugamos a hacernos los cuerdos.
Un beso.
Querida Virtudes. lo que quería el hombre era llegar a las estrellas. Afortunado que lo logró, jajaja.
Otro beso.
Muy divertido y «veraniego». Es bastante gráfico para lo breve que es, me ha gustado María.
Saludos
Bluess, dentro de lo divertido tiene su sinuosidad cósmica.
Abrazos.
Simpático micro lleno de locura.
un beso María
Esa locura que nos ayuda a vivir con cordura. Gracias por comentar
Felicidades.
Gracias Juan por tus comentarios, siempre tan certeros. Hay noches, y más si son de plenilunio en que apetece perderse en el espacio.
Abrazos fuertes.
María, locura op realidad, ahí queda, bien contado. suerte y saludos
María, la luna ha provocado en tu protagonista enajenación o lucidez, nunca se sabe. Muy bueno. Abrazos y suerte.
Querida calamnda, la locura tiene realidad y la realidad mucha locura.
Abrazos.
Nunca se sabe, es verdad Salvador.
Gracias por comentar.
¿Locura? no, tu protagonista está tocado por los dioses, solo así se entiende que lo bajaran envuelto en nubes.
Un relato muy fresco, divertido. Una historia breve, casi un esbozo, una simple imagen y el resto lo pone el lector, tal como a mi me gusta. Felicidades
Anna, que acertada eres en los comentarios. Quería ser galáctico y lo consiguió.
Mil gracias y un abrazo fuerte.
Un micro lleno de realismo mágico. A algunos la luna llene le perturba la mente. Muy bueno, una historia completa en pocas letras. ¡Suerte!
Saludos.
Ummm, esos que comúnmente los llaman lunáticos.
Abrazos.
Además, si no hubiera estado desnudo habría sido imposible conseguir su empeño.
¡Bravo por tu relato mensual!
Gracias, Isabel por tu comentario, le ayuda a volar.
Felicidades
Se subió al árbol en pelotas, pero por lo menos lo bajaron un poco presentable envuelto, como a un niñito Dios, entre algodonosas nubes. Me recordó el cuento del señor Patiño que para ingresar al cielo se desnudó para fingir inocencia y fue cuando San Pedro lo detuvo con un: Señor Patiño, devuélvase de una vez que esos… no son de niño.
La ligereza que da la desnudez, ayuda a nuestro hombre a conseguir su cometido.
Abrazos.
Breve punto de fuga el que nos brindas este mes. Me parece un acierto, y el que se atreva que diga dónde acaba la locura y empieza la cordura. Mucha suerte 🙂
Gracias, Juan Antonio. Estoy contigo, de la locura a la cordura o viceversa hay un paso.
Felicidades.
Surrealismo que no llego a apreciar el «mensaje». Me ha gustado lo que envuelto en nubes. Un abrazo.