48. Barquito de papel
-¡Mira Juan!, mira lo que he hecho con el periódico.
-¡Déjame en paz Marisa, que me voy a jugar con mis amigos!.- La niña perseguía a su hermano con el papelito transformado en barco ondeando en la mano. Su hermano corría calle abajo al encuentro de sus amigos, huyendo de su hermana y su tesoro.
La tarde anterior ambos habían tratado de conseguir ansiosamente la figura del barco descrita en el libro de papiroflexia; doblando y desdoblando el papel hasta hacerlo añicos; ¡Y por fin ella lo había conseguido!. Ahora corría tras su hermano con la proeza en la mano.
-¡Para!, Juan. ¡Que sólo voy a enseñaŕtelo!.
– ¡Marisa, que llego tarde!. ¡Mis amigos han empezado a jugar sin mí y hoy toca batalla final en el fuerte!.
El niño protestaba, no sin razón, ante la testaruda hermana. Había pasado muchos días con sus amigos construyendo sueños como para que una niña con un barquito de papel les fastidiase el desenlace final.
De pronto, paró en seco. Se giró hacia ella y con una espontánea e ilimitada dosis de comprensión la miró a los ojos, la cogío de los hombros y amorosamente le dijo.-Ya lo se:. has hecho el barco. Te prometo que lo veo después de la batalla.- Marisa sonrió y con una dosis no menor de comprensión asintió con la cabeza teniendo la absoluta certeza de que su hermano vendría a ver el barco tras la última batalla.
Maria, así deberian ser todas las guerras, dulces y de mentirijillas. Bonito cuento. Suerte y saludos
Los hermanos mayores siempre son condescendientes con los pequeños. Lo se por experiencia propia. Soy la mayor.
Me gusta este relato que quita amargura de otros anteriores
Un beso.
Has plasmado el mundo de los niños con toda exactitud. Precioso y tierno relato.
¡Gracias hermanas!
Eso es precisamente lo que he querido plasmar. El contacto que fortuitamente he tenido con los niños este verano me ha enseñado mucho.
¡Cuánto se puede aprender de ellos! Creo que incluso más de lo que podemos enseñar.
La comprensión es la base del acuerdo. Como dijo Freud, aquel que respondió a una pedrada con diálogo, ese inventó la civilización.
Un saludo
JM
María, tierno y conmovedor. Abrazos y suerte.
María que tierno !!! Ese momento en que su hermano se para y la mira a los ojos es maravilloso, seguro que al final del día comparten ese barquito de papel e inventan historias de marineros juntos.
un beso.
Es muy entrañable el relato. Sobre todo, cuando dices que juntos lo intentaron hacer antes. Hay por ahí un sé que debería llevar tilde, por si lo quieres editar. Mucha suerte, María.
Una historia preciosa.
Gracias Lorenzo, no es que se me haya pasado; es que ni lo había contemplado. Esta semana he aprendido que el «se» de saber y ser lleva tilde y que el «solo» ya no la lleva. (Debo de dejar el facebook… que me está transformando en monstruo)
Muy sencillo y muy bonito. Lo mejor de todo es que cada uno da su entidad al termino «batalla» y las acepciones terribles del mismo quedan, como en este relato, fuera de juego. Suerte María.
Es un relato entrañable. Incluso a mi entender muy interpretable y lleno de simbología. Me gusta el giro que le has dado al final. Si es por lo literal, al menos esta guerra acabará bien. Mucha suerte 🙂
Jajaja aquí lo que le molesta a él en el fondo es que fue ella quien consiguió hacer el barco jaja.
Abrazos y suerte