Domingo sangriento
Se dice que los domingos los niños se aburren o se aburrían y descubren cosas que es mejor dejar enterradas. Puede que lo que ocurrió en el relato de Ángel Saiz Mora, Bala perdida haya sido un domingo, un Domingo sangriento como la canción de U2 (1983). Si recordáis, la canción estaba dedicada a las víctimas del famoso domingo 30 de enero de 1972 : durante una manifestación en Irlanda del Norte, un regimiento de soldados británicos abrieron fuego sobre la población matando a catorce personas e hiriendo a muchas. Aquí también son protagonistas las madres, siempre acaban llorando de pena y de dolor.
«Primero fue su compañero, después el primogénito, en los vacíos de sus ausencias sólo había germinado miseria. La mujer tuvo que tragar muchas lágrimas para sacar adelante al pequeño, el motivo por el que se levantaba cada día, soportaba colas con la cartilla de racionamiento, obraba el milagro de buscar papel y lápiz para que acudiera a la escuela.
Cansados de retozar en los socavones que habían dejado los obuses, los chiquillos decidieron esa tarde ir hasta las afueras del pueblo, cosidas de trincheras todavía distinguibles, tumba de muchos hombres.
Si algo habían aprendido aquellos pequeños supervivientes era a improvisar juguetes donde no los había, de ahí el regocijo de todos al hallar munición sin detonar. El tesoro se completó con el hallazgo de una caja de fósforos. Les faltó tiempo para juntar maleza seca y palos. En la alborozada hoguera arrojaron el objeto metálico. La bala, separada de la vaina por el calor, voló con violencia indiferente hasta atravesar un corazón.
Nadie como una madre sabe que la guerra insaciable mata hasta después de muerta. También, que es posible morir de dolor.»
No podía imaginar una banda sonora mejor que la que has puesto a mi pequeña creación, nada menos que U2 y esa canción mítica. Tú sí que sabes elegir.
Te lo agradezco mucho, de verdad.
Un abrazo
Me alegro que te guste.
Gracias por pasarte.
Un abrazo, Ángel.
¡Qué bien le va!
Yo lo hago con todos mis relatos porque se crea una atmósfera especial que permite transmitir mucho más de lo encerrado en las letras. Y eso pasa con esta canción y el relato de Ángel, refuerza la sensación de desgarro que ya tenía.
¡Chapeau!
Me he pasado por tu blog y sí es cierto que acompañas tus textos con canciones; es todo un acierto. Me alegro conocer gente que comparte mis gustos por la música.
Gracias por comentar.
Un abrazo, Patricia.
Para la siguiente entrada tengo en mente una canción potente, me queda encontrar el texto….en este mes de batallas no creo que sea difícil.
Abrazos para los dos.
Amélie y Patricia (nombres artísticos), qué bien que os hayáis conocido. Ya lo sabréis, pero lo digo: os aprecio a ambas.
Qué bueno Gina/Amelie, tienes un don para emparejar preciosas músicas con relatos entrañables. Ambos muy buenos!!!