41. NIEVE EN LA CIUDAD
La nieve caía a través del ventanal y yo con la nariz pegada al cristal miraba con asombro cómo los copos de nieve vestían los árboles de gala.
La ciudad aún se desperezaba y yo con frio me resistía a comenzar un nuevo día.
Chapotee en la acera hundiendo los pies en el suelo, la vida se detenía y se coloreaba de blanco.
Los coches se resbalan a cámara lenta por las vías como en una película antigua.
Caras de frio, rostros ateridos, guantes, gorros, bufandas y yo con ojos deslumbrantes intentaba adivinar los pensamientos de las personas con las cuales me cruzaba.
No veía ningún sueño pegar saltitos a mi alrededor , los mios, en cambio, habían salido despavoridos, pegaban brincos y hacían piruetas sobre la nieve divertidos y llenos de humor.
Sonreí aunque los corazones que podía ver a través de los rostros que se cruzaban conmigo, la mayoría, estaban llenos de desilusión y tristeza.
Qué tiempos corren!!!! En que a veces el alma está metida en una jaula y lucha con fuerzas por salir de ella.
El viento corre , barre calles, tristezas y corazones y la nieve va dejando un halo de magia sobre la ciudad.
Me gusta cómo lo describes todo, aprovechando la imagen del frío del invierno. Algún corazón amable y templado debe quedar, esperemos.
Me quedo con la escena de película antigua de los coches a cámara lenta. Preciosa.
Bonita historia. Suerte.
Parece que la personaje sabe disfrutar de los pequeños momentos, suerte y abrazos
Una imagen invernal que le no le falta de nada. La imagen de los coches muy visual. Mucha suerte 🙂
Ana Rosa, me ha gustado mucho cómo has descrito ese día que empieza invernal y, como tú dices, mágico, y el contraste con las personas ensimismadas en sus problemas y quehaceres dejando escapar esa magia. Abrazos y mucha suerte.
Ana Rosa, detallas con deleite esa atmosfera y nos la sabes trasmitir. Suerte y saludos