67. Desalojadas (María José Escudero)
Cuando el inspector Turing regresó a Waterloo aquella tarde de marzo, las calles olían a chocolate y leña, pero el cielo estaba nublado y el invierno se mantenía imbatible.
Refugiado en las solapas de su vieja gabardina, atravesó la solitaria Plaza del Cañón y se dirigió, apresurado, al lugar de la tragedia. Mandó retirar el sello de la puerta y entró cauteloso en la alcoba donde las dos mujeres, pálidas y serenas, yacían, cogidas de la mano, sobre una cama limpia y estrecha.
En la mesita reposaban las cajas de barbitúricos y la botella de ginebra que aplastaba, implacable, una carta para el juez. Algunos discos y libros apoyados en hilera se enfrentaban, descaradamente, al voto manifiesto de pobreza y, aunque no se apreciaba signo alguno de atropello ni violencia, todo en aquel insignificante y austero apartamento, estaba ordenado con desesperación, con temor a que la verdad se desvaneciera.
Antes de partir, se asomó a la ventana que miraba hacia la Colina del León y, mientras sonaban furiosas las campanas de la torre del Convento de Fichermont, en las cuerdas del tendal, dos túnicas de novicia se enredaban con el viento y trataban, en vano, de volar hasta las nubes.
Precioso!! y muy bien escrito. Un beso.
Qué manera de escribir bien, María. El relato es terrible pero al mismo tiempo muy tierno y bello. Desde que Remedios La Bella se elevó por los aires en aquella sábana de bramante, no había leído algo tan lindo sobre el mismo intento de perpetuar el amor en los cielos. Un gran abrazo!
Además, te tengo que decir que me parece muy ingeniosa la manera de usar la palabra imprescindible. Cosa difícil! Un abrazo, María Ordóñez
Me gustan mucho las novelas policíacas y tu relato me parecía un estupendo comienzo para una de ellas, aunque luego creo que es mucho más que eso.
También me ha gustado todo el escenario que describes así como la localización. Todo muy cuidado.
Felicidades por todo ello.
Abrazos
Me ha pasado al leer tu texto algo muy curioso: has ido llevándome, muy de poco a poco, a través de distintas posibilidades hasta la verdadera escena. Como si fueses abriendo puertas y cerrando…pase por aquí, mire, no, no es esto…siga por aquí, mire…no, esto tampoco. Antes de llegar al final me has dejado la cabeza llena de posibles historias. La sensación me ha encantado. El texto, sobra decirlo, escrito de forma perfecta.
Un saludo.
Muy bien llevada la historia real de Jeannine Deckers, más conocida, en los años 60, como Soeur Sourire, la monja que cantaba «Dominique, nique, nique».
Como siempre la realidad supera la ficción, tuvo ese final tan triste ( se suicido junto a su pareja Annie) el mismo día en que la Sociedad Belga de Autores recaudaba una cantidad de dinero muy superior a la deuda que había contraído Jeannine .
Como se nota que has estado por esos lares identificando los lugares; me gustan esos detalles, nos sitúa más en la historia.
Tu también me lo has puesto fácil para la próxima entrada en Melotemía.
Un beso, María.
Poético relato para describir una bella y desoladora historia de amor.
Muy sutil y con un vocabulario escogido y florido.
Besazos
Un final desolador y una vida que pudo ser feliz.
Me ha encantado.
Besos.
Maravillosa historia muy bien contada. Felicidades
No sabía que era una historia real hasta que no he leído el comentario de Ginette, pero has vestido la historia de tal manera que parecía serlo. Has construido bien el ambiente a base de detalles (olor, frío, sonido…) y la frase final dibuja una imagen realmente preciosa. Besos y suerte.
Leí recientemente un artículo sobre el trágico final de Sor Sonrisa y me quedé un poco apresada por la historia. Por eso quise hacer una recreación de la misma. Además, al ser ella belga y haber ingresado en la orden dominica de Fichermont en Waterloo y que por fin encontré el cañón obligado, el relato se fue abriendo paso poco a poco. También he tenido la suerte de caminar por esas calles que huelen a chocolate y leña y que inspiran tantísimo. El inspector Turing es un homenaje al matemático Alan Turing (1912-1954) que se suicidó tras ser procesado por homosexual.Espero que no nos sintamos nunca desalojados en ningún sentido. Muchas gracias a todos por acercaros y comentar. Sois muy generosos. Gracias.
Precioso, pero trágico . El viajar nos muestra lo desconocido y nos abre los sentidos,, un beso.
Hola María José,
He preparado una entrada en Melotemía con tu relato. Puedes pasar a verla. Espero que te guste.
Besos.
Desconocía que estaba basado en una historia real. Un relato en el que has conseguido una ambientación y encuadre en lo policiaco sencillamente perfecto. Enhorabuena. Mucha suerte 🙂
Felicidades, guapetona.
Un abrazo grandísimo.
¡Enhorabuena, María José! Pasaporte a Santander con un precioso relato.
Besos.
Tremendo. Felicidades.
Un relato de quitar el hipo, pero qué bien está narrado. Con razón estás en el libro. Felicidades y nos vemos en Santander.