37. Conversión
Había cambiado tanto que ya no se reconocía.
Los trágicos acontecimientos la habían transformado de tal manera, que se sentía completamente diferente.
El paro, su divorcio, el desahucio, la muerte de su hija… le habían trastornado de tal modo, que ya no se reconocía en su piel.
¿Dónde estaba aquella mujer apacible, tranquila, equilibrada y amable? ¿Cuándo había aparecido en su vida aquel despojo? ¿Cómo se había arrastrado hacia la lujuria, la ludopatía y la drogadicción?
Ya no podía caer más bajo, había tocado fondo.¿Podría redimirse?
Sus familiares se habían alejado, desesperados al ver como se lanzaba hacia un precipicio sin fin. Para salir de ese pozo sin fondo necesitaba ayuda.
Esperaba que Luís y María, los únicos amigos que conservaba de su vida anterior, que le habían dicho que contara con ellos cuando decidiera regresar, mantuvieran su oferta y se convirtieran en su tabla de salvación.
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A veces la sociedad, la propia vida, nos arrastra hacia el fondo del pozo, hasta colocarnos en situaciones monstruosas. Pero a la persona en sí, nunca podemos considerarla un monstruo. Y menos cuando en su mente está el salir cuanto antes de todo ese fangal.
Mucha suerte Gloria.
Gracias Tony, pero a veces el proceso de conversión es tan radical que te parece que aquello en lo que te has convertido dista mucho de ser una persona.
Es entonces cuando te preguntas si acaso eres un monstruo, aunque como dices si queda una mínima esperanza de que retornes, es que no eres un monstruo completo.
Gracias por tus comentarios.
Un abrazo. Gloria
Al menos tu protagonista se ha dado cuenta de su declive y tiene intención de redimirse, que no es poco. Como se suele decir, cuando se ha tocado fondo sólo se puede ir hacia arriba. Eso sí, es algo que, en la medida de lo posible, debería de hacer sola. Si sale del hoyo por sí misma ya no habrá monstruo interior o exterior que se le resista.
Un saludo, Gloria
Gracias Angel, pero mi protagonista se siente tan vulnerable que necesita que alguien le dirija en su retorno a la nueva vida. Muchas gracias por leerme y comentar. Un abrazo. Gloria
Me parece que la protagonista hace muy bien en buscar apoyo en esos amigos, a los monstruos que te destruyen sólo se vencen con la ayuda de las personas que están dis-puestas a ayudar. Buena historia, suerte.
Saludos.
Muchas gracias por leer y comentar. Tienes razón en esos casos toda ayuda amiga es poca.
Me alegro que te haya gustado. Un abrazo.
Gloria
Pobre mujer, creo que ella misma se cree un monstruo, pero no es sino una víctima, y no se quiere. Un relato muy original, Gloria. Bravo por ti.
Gracias Belén. La verdad es que pensé que los peores monstruos no son los que están fuera sino los que habitan en nuestro interior.
Y, a veces, la vida es tan complicada que nos lanza hacia terrenos peligrosos.
Gracias por tus comentarios. Besos.
Gloria
No creo que sea un monstruo, se ha convertido en algo que no reconoce, pero no en un monstruo, pobre, con lo que lleva encima.
Al menos en alguien totalmente desconocido. Por eso quiere regresar a ser la de antes pero para lograrlo necesita ayuda. Gracias Revela por tus comentarios. Un saludo. Gloria
Gloria, a veces la vida nos empuja a llevar una existencia monstruosa, pero siempre hay un resquicio por donde se filtra la luz, y en este caso, por qué no, puede ser la amistad. Muy buen relato. Abrazos.
Gracias Salvador tus palabras son un bálsamo para mí y me dan ánimo para seguir escribiendo.Como tú dices la amistad puede ser la balsa de salvación de esta mujer, y confío que pueda salvarse de sí misma. Un abrazo. Gloria
Juan además de optimista eres único. Como dices la vida es compleja y nos lleva de una tragedia a otra, y en el caso de mi protagonista espero que logre salir de ella.
En cuánto a mis temas debe ser que estoy demasiado arraigada a la tierra.
Por más que lo intento no logro meterme en el mundo fantástico, no me sale.
Gracias por leerme y comentar Don Juan.
Un abrazo.
Gloria
Pues me ha gustado mucho hacia dónde nos lleva tu monstruo, porque esa metamorfosi por desgaste que muchas veces produce ese rodillo que se llama vida, está y se le teme, y quien más y quien menos ha podido verlo de cerca. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias Juan Antonio. Sí. Parece que no sólo existen monstruos en la ficción. En la vida real otros más peligrosos nos rodean y otros están todavía más cerca, dentro de nosotros mismos.
Gracias por leer y comentar.
Un beso. Gloria