109. ¡Ni muerta haría yo eso, ni muerta! (montesinadas)
La de cosas que me he perdido en vida. Me arrepiento cada minuto de mi muerte de todo lo que no llegué a hacer con veinte o con cuarenta. Tantos miedos, tantos qué dirán, qué pensarán de mí, de mi familia.
“Yo ni muerta”, decía cuando se supo que la Loli se había marchado con su novio a la capital. Los dos solos, trabajando juntos, acostándose juntos. Mírala ahora, tapando bocas por el pueblo con billetes de los grandes y un marido que la mima. “Ni muerta”, le dije y nunca llegué a acostarme con el único hombre que verdaderamente amé. O cuando me negué a divorciarme por temor a mi padre y al castigo divino. Ni muerta, se me ocurrió reprocharle algo al cerdo de mi marido cuando cada viernes se perdía en la casa de putas.
Perdí grandes oportunidades de ser la mujer que hubiera querido ser y ahora que imaginaba cumplir mis deseos en la otra vida va la imbécil de mi nuera y convence a mi hijo para que me incinere.
Solo me queda la esperanza de que alguien, alguna vez, me frote tres veces para salir de aquí e intentarlo de nuevo.
Manuel, pobre, cuantas frustraciones, tu relato es original tiene fuerza, ritmo y un final estupendo. Suerte y saludos
Toda una vida de errores con la misma base: la de de dejar de hacer lo que hubiera debido, algo de lo que se ha dado cuenta demasiado tarde; ahora, en su estado de «ni muerta», es cuando no podrá hacer nada, incluso aunque se diera la casualidad de que la urna con sus cenizas fuese frotada y resurgiera como un genio de cuento. En todo caso, ella tiene la esperanza de esa segunda oportunidad, tampoco se la vamos a quitar.
Un relato muy simpático, lleno de mensajes vitales y buen humor.
Un abrazo, Manuel. Suerte
Hala, Manuel. Me parece un relato original, ágil, fresco, inesperado… Bien llevado y mejor concluido. Felicidades. Y ahora ¿qué tres deseos podrá conceder esa genia de la jarra? Jaja. Un abrazo. Ciao.
Cuando te pierdes la vida durante tu vida, te queda pensar que la muerte te permitirá arreglarlo, me imagino a esa protagonista realizándose como amante, estrella de cine, jefa de su oficina, y todo lo que quiera ser… eso sí ya muerta!! El cuerpo, después de todo no es tan importante.
Buena lección para los vivos, y estimulante relato!!
¡Felicidades y suerte!
El epitafio podría ser: ¡¡Quiero más!!
Buenísimo Manuel. Un relato lleno de fondo y de forma. En el fondo esa mujer -que podrían ser tantas- que en vida se negó vivir y espera muerta realizar todo lo que en vida se hizo. Y en la forma: ese giro final en el que la prota había puesto todas sus esperanzas. Muy bueno.
La verdad es que el mundo esta lleno de nueras y de anhelos perdidos. Cuantos trenes dejamos pasar…
Muy bueno. Suerte. LuisCar.
¡Qué buena salida final eso de frotar tres veces las cenizas! Pero la mujer está confundida: el deseo a cumplir lo pide quien frota, no quien está dentro!
La moraleja está clara: hazlo todo mientras puedas.
Saludos.
Carme.
La lámpara maravillosa en la que descansan las cenizas… A tus pies, maestro Montesinos.
Un saludo
JM
Un relato muy bien escrito, original y final divertido, a pesar de lo trágico de la vida de la mujer.
felicidades.
Cumplió, ya que muerta jamás hará nada de lo que desea, aunque tarde se dio cuenta de su error.
Muy buen relato maestro…
Un abrazo y suerte.
Manuel, original idea.
Pobre mujer, toda la vida acomplejada y cuando decide realmente vivir es ya demasiado tarde. El final muy divertido.
Un abrazo y suerte
Lo mires por donde lo mires, la protagonista de tu relato es una desgraciada. Ni pudo hacer nada de lo que en verdad quería en vida, ni puede tampoco disfrutar de la vida eterna. Y encima, transita por el más allá llena de amargura.
No sé que mal habría hecho la mujer, pero la has castigado a consciencia, Manuel.
Abrazos.
¡Qué verdad tan grande has contado! Ni muerta, ni muerta y al final así es, porque después de muerta a ver que haces.
Me ha gustado mucho ese toque de humor en la desdicha de haber perdido la vida mientras se preocupaba del qué dirán.
Suerte y saludos.
Me ha encantado Manuel!
Y ahora, como decía Mecano «a ver si espabilados los que estamos vivos».
Si usted me lo permite, lo uniré a mi lista de relatos útiles en terapia.
Gracias!
Me recuerda aquella vieja canción: «Rascayú, cuando mueras que harás tú, tú serás un cadáver nada más…» Curioso y desenfadado relato sobre el presunto «más allá». Mala cosa lo de que te incineren, mejor ir poco a poco, que tiempo es el que sobra…
Qué pena de mujer pero lo peor es que muchas mujeres nos podemos ver reflejadas en algún aspecto.
Un abrazo Manuel
Una «Montesinada» original, y digna de su autor.
Saludos
Es cierto, se pasa la vida y el temor al qué dirán se convierte en un freno sin remedio. Muchas felicidades. Buenísimo como siempre!
Pues a vivir (y a hacer); leyéndote, me ratifico en que en la vida, independientemente de los errores que podamos cometer, más vale pecar por exceso que por defecto.
Con un cuidado punto de humor, retratas estupendamente unas cuantas ‘no vidas’ de muchas personas que ¿viven?
Un texto bien narrado, y no es fácil cuando se narra, valga la redundancia, en primera persona.
Suerte y abrazo.
Hola manuel que bueno me encanta como lo narras. Y esa espera para que alguien te frote tres veces puede ser el inicio de otro cuento.
Buen relato. Muy bien reflejada esa generación que apenas vivió su vida para ser lo que debía ser, en lugar de lo que quería ser. Me gusta cómo lo cuentas y ese final que nos saca una sonrisa.
Un abrazo
¡Qué bueno! Pobrecilla, cuando parecía que al fin era su momento…
Hace pensar que deberíamos aprovechar todos los momentos. Nunca sabemos qué pasará después
Un relato que destila impotencia ante un espíritu atormentado por la vacía y sumisa vida que llevaba. Una ironía sutil en cada idea. Solo espero que a pesar de ser ahora cenizas, como el Ave Fenix, resurga de ellas y comience una vida alejada de todo aquello que cortó sus alas.
Suerte y un abrazo.
Manuel, este mes voy tarde y aún ando de epitafios. Te debo lecturas que voy muy perdido, pero por aquí sí que me paro para decirte que me parece una relato con tintes canallas de los que solo maestros como tú son capaces de domesticarlos para que dejen tan buen sabor de boca. Como echo de menos tus letras, amigo. Sigue escribiendo. Un abrazo y mucha suerte :))