22. Huidas (María Rojas)
A Suzanne la conoció en un Seminario de Arte Iberoamericano. Entre corlas de plata, empanaditas y aguardiente, se declararon su amor.
Al año se casaron y se fueron a vivir a Nueva York, donde Suzanne tiene un ático. Ella es profesora de arte. Él, toma fotografías y las documenta.
Un jueves en que Francisco fotografiaba unas pinturas, notó que en un óleo de Rembrandt faltaba, el mercader de la mirada soñadora. Se acercó al lienzo, ilusionado de que fuera un engaño visual, mas ahí estaba el vacío. El desertor, con las prisas, había olvidado su capa que, de cualquier manera, se arrumaba en el primer plano de la obra. Dudó que hacer; si denunciaba su desaparición lo podían tildar de chifloreta, así que decidió que lo mejor sería ir a contárselo a su mujer. La encontró en la terraza contemplando el poniente, teñida de anaranjados, violetas y rojos. A su lado, envuelto en claroscuros, el gallardo mercader le pasaba con delicia la mano por la cintura. Suzanne lo miraba mientras le susurraba al oído:
—Ahora podré vivir a mi manera.
Francisco, tomó varias fotografías para registrar el paradero del fugado antes de borrarlo para siempre de la historia del arte.
María, tu historia me resulta tan visual como una pelicula. La trama elegida resulta muy ritmica e imaginativa. Suerte y saludos
Gracias Calamanda, mucho me alegra que te haya gusto el relato.
Felicidades.
Efectivamente, Juan. El «Filósofo meditando» es una pintura subyugadora.
Me encanta también que un relato lleve a mundos tan placenteros.
Un abrazo muy fuerte y que sigas tan colaborador con esta «chifloreta».
Me encanta tu estilo y las palabrejas que inventas.
Muy buena la idea del desertor del cuadro.
Suerte, suerte, suerte, María.
Gracias María J. Me alegra que disfrute leyendo mis palarejas, por personas como tu vale la pena estar aquí.
Abrazos fuertes.
Jajaja! Qué bien! Quiero imaginar cómo le hizo tu fotógrafo, María, para borrar de la historia al atrevido mercader. Muy buen relato! Felicidades tocayita. Me encanta cómo escribes. Beso!
Gracias por tus letras tocaya y que tengas unas amables fiestas.
Fantástica pintura la de tu relato, con que delicadeza nos cuentas la historia, ese claroscuro que envuelve al fugado, ese aroma anaranjado, violeta y rojo… Quizás el fotógrafo logre borrar su presencia con un flash o un buen brochazo.
Me encanta de veras.
un beso María.
Muy original esta historia de tres que has escrito al borde de toda lógica, lo cual hace todavía más encantadora su lectura. Mucha suerte 🙂
El pobre fotógrafo no puede competir con una obra de arte y además con mirada soñadora, jajaja. Original relato, María. Abrazos y felices fiestas.
Jeje, divertido cuento fantástico en el que el personaje del cuadro se enamora de un personaje de libro, amante del arte. Y el personajes marido no tiene dudas de cargárselo. Me parece muy bien ese cobrar vida, seguro que se puede hacer un buen corto de dibujos animados o mixto. Suerte.
María, yo creo que todos los amantes del arte se enamoran de alguna obra. Yo creo que la chica ha tenido suerte de convertir en realidad su idilio fantástico, pero el marido celoso, no sé, no sé, me da miedo. Precioso. Un abrazo.