MAR160. LA MASACRE, de Francesc Barberá Pascual
Salí a la calle y empecé a disparar. Primero me cargué a una vieja que me recordaba a mi profesora de Matemáticas. Al doblar la esquina me encontré con un grupo de skins, los maté a todos. Odio el racismo. Más tarde, en el hospital, fueron cayendo uno tras otro. Médicos, enfermeras, incluso los pacientes. Entonces escuché las primeras sirenas. Logré despistar a la policía, pero tras perseguirme durante cinco minutos acabaron atrapándome. Me abatieron a tiros. Game over. 2084 puntos, una miseria. Apagué la consola y me aseguré de que había metido la recortada en la mochila. Me puse el pijama y, antes de acostarme, le envié un mensaje: «Recuerda que mañana no debes ir al instituto«.
Un ritmo rápido para dar otra vuelta de tuerca al relato negro. Aunque me esperaba algo así como un juego de consola, el final me ha sorprendido.
Muy bueno
Gracias, Paloma. Tenía la sospecha de que se adivinaría antes de hora que era un juego de consola, aunque la sorpresa mayor viene al final. Un saludo.
Yo intentando quitarme la fama de matar en todos los relatos y llegas tú con este retrato de esos «tarados» que un día se despiertan y ponen en práctica en la vida real lo que hacen en los videojuegos. ¡Buena apuesta, Francesc!
Suerte
Besitos
Gracias, Elysa, aunque no me acaba de convencer del todo. Como ves, el cupo de víctimas lo he cubierto yo. Un beso.
Es verdad, el final supone una vuelta de tuerca que te deja como un regusto amargo. Qué bueno, Francesc. Justo ayer le recomendaba a una chica el libro: «Tenemos que hablar de Kevin», donde la narración corre a cargo de la madre de uno de estos adolescentes «encantadores» que acaban emprendiéndola a tiros en el instituto.
Qué genial que nosotros podamos emprenderla a tiros con cualquiera sin derramar ni una sola gota de sangre. Un abrazo y suerte! Un buen candidato.
Pues no conocía el libro. La verdad es que cuando uno escribe puede hacer y deshacer a su antojo, aunque yo, particularmente, siempre prefiero crear a destruir. Un abrazo y gracias.
Esto me recuerda a la peli Columbine. Adolescentes que se refugian en una realidad irreal y se la creen. Y lo peor es que la llevan a cabo. Un cuelgue muy americano y contagioso.
Un abrazo.
Francesc, resulta tan sobrecogedor como esa realidad violenta cuando la cuentan en los telediarios. Suerte y saludos.
Bueno, bueno, bueno!!!