18. LA VOZ DEL RÉGIMEN (Salvador Esteve)
Corazón y garganta se unificaban, su pasión se volvía éxtasis cuando cantaba ópera.
Ensayaba cuando los soldados entraron y entre empujones e insultos escupieron la sentencia; el judío no era digno de cantar, ofendía los oídos arios.
Pero el régimen sabía del poder creciente de la radio como instrumento publicitario y de adoctrinamiento, y esa voz les podía ser útil. Fue obligado a radiar las arengas propagandísticas bajo amenazas contra él y su familia.
“Si creéis que vuestros padres, amigos o vecinos son judíos, fermento de rebelión de los pueblos, ¡denunciadles!”
Con la voz encarcelada, sin alma, se consolaba observando a su familia segura, pero la mirada comprensiva de su mujer estaba vacía, y el brillo en los ojos de sus hijos había muerto dando paso a la decepción, no pudo más. Ocultó a su familia en lugar seguro y se dirigió a la emisora. Ensanchó sus pulmones, liberó su espíritu y cantó.
Cantó a la igualdad, a la libertad, a la tolerancia.
Cantó por sus hermanos y por sus enemigos.
Cantó por un futuro sin odio, sin rencor.
Cantó por la victoria…
Una ráfaga de disparos acalló su voz.
Mientras, en un refugio, ojos preñados de orgullo rompían aguas.
La radio llevó hasta el refugio la pena y la alegría al mismo tiempo.
Un relato con fuerza.
Saludos y mucha suerte.
Muchas gracias por tus palabras, Virtudes. Las ondas tienen ese poder. Abrazos y suerte también para ti.
Duro relato, reflejo de una época ignominiosa en la que los nazis utilizaron como nadie el gran poder de transmisión de este medio de comunicación.
Tú protagonista aunque conoce las consecuencias que se van a derivar de su decisión decide trascender y dejar a su familia su recuerdo de valentía, osadía y de querer intentar cambiar la espantosa realidad que les ha tocado vivir.
Un fuerte abrazo en este nuevo año de Gloria.
Muchas gracias, Gloria. Si miramos hacia nuestro triste pasado nos damos cuenta de lo manipulables que somos. Como tú bien dices, el protagonista quiso dejar su canto de esperanza. Abrazos.
La radio actual, aun con tanta competencia, conserva valor y fuerza, pero en aquellos tiempos era el instrumento propagandístico más potente que se podía concebir. Una realidad configura este relato, junto con la historia de dignidad del protagonista y su familia. Nada peor que una voz encarcelada. Mejor un digno recuerdo que una larga vida de oprobio.
Un abrazo, Salvador. Suerte
Cierto, Ángel, quien controla los medios de comunicación controla de alguna manera nuestras referencias y, por lo tanto, nuestra mente. El protagonista, como tú bien dices, quería volver a ver en su familia el sentimiento del orgullo perdido. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
Tu micro, Salvador, me ha hecho tararear esa canción de Leonard Cohen «Baila hasta Rull final del amor»tan emotiva como lo que has escrito. Admiro tu facilidad pars manejar el lenguaje, envidio tu versatilidad y…en fin…que así no hay quien gane el mes jajaja.
Feliz año y buena tarde.
Mercedes, a mí me lo vas a decir, jajaja, ganar aquí es complicado, pero como siempre digo, comentarios como el tuyo son ya para mí un premio. Abrazos.
P.D.: Tu comentario ha quedado anacrónico con tu merecida selección. Un placer verte ahí.
Hola Salvador, no quería otro final que el que has permitido al personaje, aunque habría que ponerse en su piel para comprender el terrible dilema. Un título, por cierto, acertadísimo también. Mucha suerte y un beso,
Su recuerdo quedará para siempre grabado con orgullo en la mente de su familia; esa es su victoria. Muchas gracias, Eva, por tu comentario. Abrazos.
«ojos preñados de orgullo rompían aguas» .Esta frase final, genial, bien se merecía un relato así.
Creo que la frase resume la emoción que quería transmitir con el relato, me alegra que te haya gustado. Muchas gracias por tus amables palabras. Abrazos.
Recoges en unas lineas, todo el miedo y la angustia de un prisionero, que debe doblegarse para salvar su sangre, aunque tenga que derramarla primero.
Impresionante la forma en que lo has narrado.
La desgracia es, que lo que hoy parece ficción, ha sido realidad.
Te felicito y deseo un estupendo 2016
María Jesús, una realidad que cada vez que indago y leo sobre el tema me hago la misma pregunta, ¿hasta dónde puede llegar el ser humano en su bajeza moral? Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
Al final se convirtió en héroe y sale de esa sensación de ser un cobarde. Bien salvador. Suertr
Muchas gracias, Manuel, por tu comentario. A veces, un solo gesto es en sí mismo una victoria. Abrazos.
Has mostrado a la perfección la infinitud de esa radio que algunos durante la historia se han arrogado para fines poco nobles. La radio siempre ha estado, y tengo la sensación de que sobrevivirá porque necesita mucho menos que muchos otros medios, y da mucho más. Hay muchas maneras de convertirse en un héroe, y a partir de ahora recordaré que cantar puede ser una de ellas. Me ha gustado Salvador. Mucha suerte 🙂
Es cierto, las manos innobles son las que corrompen el medio. La radio, como todo la auténtico, perdurará como caja de resonancia de comunicación y cultura. Muchas gracias, Juan Antonio, por tus palabras. Abrazos.
M. Salvador, describes muy bien el poder de la radio. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda, por tu comentario. Abrazos y suerte también para ti. Abrazos.
Destaco la valentía de tu protagonista y esa radio que era todo en aquellos tiempos: voz, noticias, música, comunicación…
Un dilema que se resuelve con su libertad de expresión. Todo ello nos lo has mostrado de manera perfecta, logramos sentir el pensamiento y el sufrimiento de tus personajes.
la frase final puro poema.
Un abrazo salvador.
Mª Belén, en aquellos tiempos, sin duda, era todo lo que has comentado, y aunque ahora podamos ver el mundo con un solo clic, creo que también tiene su espacio, con su cercanía y su autenticidad. Muchas gracias por tus amables palabras. Abrazos.
Bien plasmada la valiente decisión de tu protagonista. Ojalá esa época nunca vuelva a reproducirse.
Y que tú tengas mucha suerte con este relato.
Ton.
Estoy contigo, Ton, y aunque ahora hay escenarios terribles otro episodio como aquel nos aniquilaría como sociedad. Muchas gracias y suerte a ti también. Abrazos.
Olé, Salvador, con un toque que me recuerda a la obra dramática ¡Ay, Carmela! Mucha suerte, máquina.
Recuerdo que en la película los protagonistas cantaban para salvar sus vidas. El protagonista de este relato, tengo la certeza de que lo hacía para salvar su alma. Muchas gracias, Lorenzo por tus palabras. Abrazos y suerte también para ti.
Qué relato tan emotivo. Me ha introducido dentro de la historia de cabeza y no puedo por menos que aplaudir al protagonista y al autor de tan evocadora frase: «ojos preñados de orgullo rompían aguas». Fantástico micro.
Abrazotes
Muchas gracias, Izaskun. Reflejar el poder de la radio y la comunicación y que fuera emotivo era mi objetivo. Feliz si mínimamente lo he conseguido. Abrazos.
Te has «pasao». No solo le estigmatizas por lo que es, le obligas a cantar para sus torturadores, le utilizas para sus arengas…que encima al final te lo cargas. El tiro último me lo has pegado a mi también….Yaaaa, ya se, la realidad fue más dura que todo esto pero, ¿seguro que te llamas Salvador?
P.D.: me quedo llorando por tu prota.
Felicidades por montarme en la cabeza tan bien la historia 😉
Muchas gracias por tus amables palabras, Evelyn. He querido relatar una pequeña pincelada de ese ignominioso episodio que nunca debemos olvidar para que no se repita. Abrazos.
Ana, tienes razón, aquí también se utilizaban a figuras de la época para ayudar a perpetuar el régimen en su imagen de normalidad. Muchas gracias por tu visita y por tus palabras. Abrazos.
Muchas gracias, Juan, por tu visita y por tu regalo, desconocía la película pero no dudes que la veré. Abrazos.
Ana, en su momento vi «El pianista», un gran film, y tienes razón, la bondad existe en cualquier parte y nos hace percibir la esperanza en la humanidad.
¡Vaya! Aunque hayamos visto decenas de películas sobre esta parte de la historia, jamás nos haremos una idea ni siquiera aproximada de lo terrible que fue.
Bien por ti, Salvador y por este homenaje a las víctimas de aquel horror.
Saludos cordiales
A las víctimas les tocó vivir una historia cruel y ser protagonistas de episodios que descalifican nuestra humanidad. Muchas gracias, Carles, por tu comentario. Abrazos.
La levedad del ser, una vez más haciéndose insoportable para alguien que, por sobradas razones para ello, opta por su seguridad y la de los suyos en detrimento de su «honra».
Muy buen planteamiento, Salvador, y muy bien plasmado.
Morir con el orgullo intacto es una forma de dar sentido a su existencia. El recuerdo de su acción perdurará en la memoria de su familia y, de alguna manera, seguirá viviendo. Muchas gracias, Enrique, por tus palabras. Abrazos.
Hola, Salvador.
He sentido emoción con tu micro. Y la frase final «Mientras, en un refugio, ojos preñados de orgullo rompían aguas» es hermosísima.
Felicidades.
Un abrazo.
Towanda, es un placer volver a verte por esta casa. Muy agradecido por tus amables palabras. Abrazos.
Plas, plas, plas, plas… ¡Impresionante!
Un abrazo, Salvador.
Muchas gracias, Rosy, por tus aplausos y por tu inyección de autoestima. Abrazos.
Intento ponerme en la piel de ese cantante judio y entiendo muy bien su primera reacción: Es muy humano, en las situaciones límite, pasar por el aro para salvar el pellejo de la familia y el propio. La segunda reacción es heróica y ejemplar, aunque no creo que esté al alcance de todos. Hay películas sobre el holocausto como «La zona gris» y «El hijo de Saul» (ésta estrenada hace poco) en la que se ve a qué llegaron algunos judios por sobrevivir más tiempo.
Espléndido relato, Salvador. A mí también, como a otros compañeros que la comentan. la última frase me parece un broche de oro. Felicidades, suerte y abrazo.
Veo que he puesto por dos veces «judíos» sin acento. Lo siento.
Juana, perdón por mi tardanza en contestarte. Verdaderamente, fue un episodio dantesco donde se puso a prueba nuestros límites como sociedad. Muchas gracias por tus amables palabras. Abrazos.
Es emocionante de principio a fin, y tu historia se ve y se oye. Episodio triste el que se vivió, pero con un punto de esperanza y de dignidad, de amor a la libertad por encima de la barbarie.
Te deseo suerte. Un abrazo.
Razón tienes, Antonia, la dignidad y la libertad son valores que tendrían que sellarse a fuego en nuestra conciencia colectiva. Muchas gracias por tu visita. Abrazos y suerte también para ti.