117. Urge vender radio en buen estado (Rosy Val)
Me despierto con un peso molesto en la tripa. Me retiro el pie de mi hermana la pequeña. A punto de quedarme dormida, se me clava en la espalda una rodilla; la de mi hermana la mediana. Habrá que comprar otra cama, mañana hablaré con mamá, dormir así es una lata.
Al entrar en la cocina encuentro a papá con la mirada abatida… (se me hace raro verle en casa por las mañanas) intentando rellenar el sobrante de mis zapatillas que, desde hoy pasarán a mi hermano. El abuelo contempla la radio. Me habla de cuando él y la abuela la compraron a plazos y de cómo llenaba sus días. Se rasca la boina y mira hacia arriba… como pidiendo su consentimiento. Se le humedecen los ojos, pero lo achaca al vaho de la olla, donde cuecen patatas y berza… una, bien hermosa, que le regalaron ayer en el mercado. Me acerco a mamá y le doy un beso. Decido no molestarla con tonterías. Salgo deprisa con mis libros bajo el brazo, y ahí la dejo, sentada en su silla de enea, peleándose con el cuello y los puños de mi bata del año pasado.
Qué lindo su relato Rosy, una historia de estrecheces y necesidades pero de amor y unión familiar. Seguro que al leerlo a más de uno le traerá recuerdos y nostalgias. Muy bueno, suerte amiga.
Saludos.
Eso pretendía Beto, que la familia aunque con estrecheces siga siendo una piña.
Un abrazo amigo.
¡Gracias!
Hermosa historia y no tan fantástica.Vender la radio,jo mejor el ordenador no?
Saludos
Ordenador… me temo que entonces en las casas no los había, pero lo importante es que todos arrimasen el hombro 😉
Gracias por tu comentario.
Un cordial saludo
Unos tiempos no lejanos, con necesidades de verdad, diarias y acuciantes, que obligan a sacrificar el único lujo fuera de lo básico que tenía esa familia. Para que ahora nos quejemos por tonterías.
Un abrazo Rosy. Suerte
Ángel, por desgracia, historias con esta, casi, casi, a la vuelta de la esquina…
Un abrazo y siempre agradecida, de que vengas a verme.
Qué coincidencia. En nuestros dos relatos se venden aparatos de radio, pero por razones totalmente distintas.
En ambas ella era la protagonista de los buenos tiempos que ya se fueron.
Dicen que las penas unen más, pero ojalá que tus protas recuperen la alegría y todo lo bueno que se les fue.
Un abrazo.
Y Suerte 🙂
Si, en efecto nuestros dos viejitos intentando vender su mayor tesoro.
Gracias, Esperanza, me ha encantado verte por mis letras.
Un beso.
Hola, Rosy.
Cuando la necesidad aprieta no hay nada imprescindible. Todo se puede vender, aunque el objeto para la venta sea esa radio comprada a plazos.
Vaya historiaza tan inmensa!
Cuántos detalles/pistas para entender la cruda realidad.
Felicidades, amiga.
Me parece magnífico tu micro.
Un besazo inmenso y ¡¡suerte!!
Me repito con lo inmenso, jajaja.
Sorry.
Towanda, no te perdono… tenías que haberlo dicho tres veces, jajaja, anda, tontorrona.
Inmensa tú, y tus micros y tenerte siempre ahí, eso sí que es inmenso.
Gracias, amiga.
Un besote
Dices tanto con tan pocas palabras que me has emocionado. Vida dura de un tiempo pasado que araña el presente sin contemplaciones.
Te felicito Rosy
Gracias, Pilar, eres muy generosa conmigo.
Un beso.
En cincuenta y en doscientas, tus relatos son de primera, Rosy.
Toda la suerte con el jurado.
Maria Jesús, agradezco tus bonitas palabras, con eso me conformo.
Un beso.
En cincuenta y en doscientas, tus relatos son de primera, Rosy.
Toda la suerte con el jurado
Precioso relato de unos tiempos que, desgraciadamente. Una familia unida en la pobreza, que sufre y se dan fuerzas el uno al otro para sobrevivir.
Excelente, Rosy.
Un beso.
Hola, Pablo, mi relato y el tuyo coinciden en tener dos familias pa quitarse el sombrero.
Un beso y agradezco tus ánimos.
Repasando mi comentario veo que me tragué lo que venía detrás de desgraciadamente… pues que desgraciadamente aún existen.
Aprovecho para enviarte otro besote, Rosy.
Una radio que no se ve, pero que está. Importante.
Suerte!
Bueno, hasta que la vendan… 😉
Gracias, Luisa, siempre eres bienvenida a mis letras.
Un abrazo.
Buenííííísíííiímoooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!
Un besote.
¡¡¡¡SAGERAAAAAAAAAAAAA!!!!
Jajajaj auro, muchas gracias por las risas.
Un besote grande
Cuando falta el trabajo y por tanto el dinero, y siendo una familia con muy pocos recursos, hasta los recuerdos más preciados se tienen que vender llegados a un punto. Como le pasa a esa radio. El abuelo va a seguir unido igualmente a su mujer, aunque ya no encuentre ese objeto con la mirada.
Muy bien reflejado el difícil momento de esa familia, y bien contado desde la óptica de la hija.
Un abrazo.
Gracias, M.Carme, qué ilusión comprobar que no se te ha escapado nada.
Un besote.
Miserias y estrecheces materiales, pero grandeza humana. Una piña de sentimientos que dan poder ante la adversidad. Me ha encantado Rosy. Abrazos.
Gracias, Salvador, si te ha gustado, me doy por satisfecha.
Un abrazo.
Qué bueno, Rosy. No sé que me pasa con esta historia (bueno, sí lo sé; que está muy bien contada). Resulta que vas soltando detalles con los que poco a poco retratas esa situación de extrema necesidad dentro de una familia unida por lazos afectivos envidiables, y sin embargo es esa última frase, prácticamente neutra, de la salida apresurada de tu protagonista, la que realmente me conmueve (bastante además).
Me ha encantado; nada como un final tan efectivo en una historia tan bella. Enhorabuena y mucha suerte, Rosy.
Un abrazo.
Esta vez no busqué (o no surgió) un final que impactase, que son los que a mi me gustan, tan solo es una continuidad de las estrecheces por las que pasa la familia.
Aunque me lees con buenos ojos… agradecida por tus hermosas palabras, con eso me quedo.
Un abrazo, maestro.
Rosy, qué bien has conseguido retratar a esa familia humildísima (que hasta van a tener que vender la radio a pesar del gran valor afectivo…) pero ejemplar en el cariño que se tienen y que hace que permanezcan unidos.
En cuanto al final, ¿la chica sale de prisa con los libros para venderlos y así evitar que vendan la radio? Igual interpreto mal. Bueno, un micro muy emotivo. Me ha llegado mucho. Felicidades, suerte y abrazo.
No creo, posiblemente se entretuvo mucho con su abuelo y llegaba tarde a clase, ;-), por eso las prisas.
Qué comentario más bonito me regalas, Juana… ¡¡¡Gracias!!!
Un abrazo.
Hola, Ana, es un micro muy sencillo, aunque quise llenarlo de gente generosa.
Por cierto, busco tu micro y no lo encuentro, aún no lo has escrito? Niña, esta vez andas rezagada, si lo has hecho ya, porfa dime el titulo.
Gracias por comentarme, me gusta mucho verte por mis letras.
Un beso grande.
Ana, querida, vengo de leer tu micro, y a mí no me parece malo. Tienes frases muy buenas, y aunque has elegido un tema recurrente, lo has llevado bien. En serio.
Nunca dejes de sacar fuera lo que te dicten tus entrañas.
Más que un abrazo, un achuchón.
Un relato triste de los de entonces. Has descrito bien una estampa de los 60.
Ximens, gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Emotivo y visual, un retrato familiar hermoso y a la vez triste. Enhorabuena, Rosy.
Satisfecha, Concha, así me siento, si mi micro te ha dicho todo eso.
Un abrazo y gracias…
Estoy de acuerdo con lo de visual, un retrato de familia en sepia o blanco y negro pero que fácilmente se podría pasar a color y 3D en estos tiempos que vivimos, donde muchas familias también se ven obligadas a apretarse en cinturón hasta extremos insólitos hace unos años. Y todo contado con serenidad y sin estridencias. Besos y suerte, Rosy.
Ana, preciosa… a este retrato familiar se le puede poner cualquier color y también cualquier nacionalidad…
Y sin parecer petulante, me ha gustado mucho eso que dices sobre la serenidad y estridencias…
Un besote y ¡gracias!
Rosy, describes una realidad en la que dejas entrar poco a poco, y así descubrirla en su plenitud. Desgraciadamente ahora la viven muchas familias. Suerte y saludos
Esa situación, ahora, se resolvería desahuciándolos y echándolos a la calle…
Un abrazo, Calamanda, y gracias.
No es lo que cuentas, que pasa en dos de cada diez puertas últimamente pero sin tan buen ambiente (aunque también es eso), es CÓMO lo cuentas. Pedazo relatazo te ha salido.
Sí, Reve, en efecto, este micro aunque lo hice pensando en tiempos pasados, es muy actual. Me hace ilusión que te guste, aunque sea un micro tan sencillo.
Gracias, porque tu comentario es un hermoso aliciente.
Precioso, Rosy. Has narrado esta situación tan dura con mucha dignidad, sin caer en el victimismo, sin trampa ni cartón. Felicidades, me ha encantado leerte. Besos.
Belén, si tú me dices eso, escribiendo como escribes, pues a lo mejor ¡hasta me lo creo!
Un beso y ¡gracias!
Tus palabras se clavan en la espalda y así no se puede dormir. En cuanto me levante, me dejaré de tonterías y empezaré a disfrutar.
Un placer leerte, Rosy.
Suerte y un beso.
¡Qué chispa tienen siempre tus comentarios, Margarita! Te bautizo aquí y ahora: Excelentísima comentadora del Reino de la Palabras.
Un placer que me comentes.
Un beso.
Me ha gustado este relato, Rosy, porque, más allá de la historia que cuentas y no cuentas (que está muy bien, sobra decirlo), has logrado crear una atmósfera concreta, tangible, y eso no es nada fácil.
Saludos cordiales.
Hola, Carles… (¡qué sorpresa descubrir que eres Notincgas! ), como siempre tan generoso con mis trabajos.
Muchas gracias por acercarte.
Un abrazo.
Tremendo y escalofriante, pero no tan lejano… Me ha gustado mucho, Rosy. Beso y suerte.
Suerte también para ti con el tuyo.
Un besote y agradecida por tu comentario.
Buen relato impregnado en una triste realidad de la que sus personajes salen victoriosos.
Felicidades y buen tiempo.
Maria, esta familia es digna de elogio, aunque lo pasan mal, todos ponen su granito de arena.
Un beso y ¡gracias!
Rosy, en un instante me has devuelto a la cocina de mi casa. Todos esos instantes de tus protagonistas lo viví en carne y hueso, así que que te voy decir mejor que dejarte un gran aplauso y un gran beso. Mucha suerte guapa.
Besicos muchos.
¡Ay Nani!, un micro sin ningún mérito, pues está basado en tantas y tantas familias de la época.
Un abrazo preciosa, y gracias por tus palabras.
Hola, Rosy.
La crisis económica puesta al día, mostrando sin contar, a mi entender algo muy pero que muy difícil y que tú consigues de maravilla. Como llenar de ternura todo el texto lo mismo que una lluvia fértil. Se me han humedecido los ojos también, será porque me estoy volviendo viejo o más sentimental de lo que suponía. Verás como al fin no venden esa radio todo compañía. Si les da para un décimo de lotería, eso está hecho. Lo mismo que tú un texto precioso, preciso y de lectura fácil y enaltecedora. Felicidades.
Un beso.
Agradecida, Eduardo, por tu hermoso comentario. Aunque qué duda cabe que me alegra que te hayas emocionado, siendo un micro tan sencillo.
Un abrazo.
Que grande tu relato Rosy, nada de lo que sucede en esa casa es poca cosa y todos lo viven sin alterar el ritmo de sus emociones…que son muchas. Enhorabuena, es magnífico. Un beso
Tienes razón, Yoya, creo que en esa casa se respira mucha armonía aunque las cosas no les sean favorables.
Gracias por tu visita y suerte con esos «aromas» tan geniales.
Un abrazo.
Que poco han cambiado las cosas Rosy. Tu micro es de los que provocan escalofríos: es todo tan real, tan sencillo, tan palpable, que duele.
Felicidades
Hola, Anna, sí, por desgracia es un micro muy costumbrista.
Apenas 15 minutos y se acaba este homenaje a la radio. Yo me lo he pasado genial leyendo tantas historias, muchas se me han quedado en el tintero, otras por falta de tiempo, no he podido comentar, ahora nos toca viajar por el espacio… y te confieso que no sé ni por donde me da el aire…
Suerte, y nos seguimos leyendo.
¡UN BESO!
Una historia que transcurre en un mismo marco de pobreza. Cada imagen aporta una nueva perla a tu relato. Esa berza, ese relleno en las zapatillas, esas silla de enea… Todo dice algo y todo nos conmueve.
Preciosa manera de contar y de mostrar una realidad que viven día a día.
Fantástico Rosy, ese vaho llega a mis ojos también.
Un beso. Suerte.