86. Año 2064
Todo estaba preparado, habían saltado las alarmas.
La tercera guerra mundial estaba siendo la más devastadora de la Historia, los nuevos artificios habían demostrado ser miles de veces más eficaces que las bombas atómicas que, no obstante, desarrolladas por una treintena de países estaban sembrando el mundo de destrucción.
Junto a esa hecatombe y probablemente propiciada por ella, se sucedían los terremotos y los mares subían de nivel y anegaban buena parte del mundo, mientras en otras zonas el desierto avanzaba por días.
La inteligencia artificial de la nave espacial se puso en marcha, se encendieron los motores y, tal como había sido programada, activó el programa de salvamento y se acercó lentamente al monte Ararat, hacia donde, gracias a microchips específicamente preparados, se dirigía una pareja de cada especie animal.
Una vez acogidas todas las especies conocidas, llegó el momento de que accedieran parejas humanas previamente seleccionadas, a las que también se les había puesto un microchip y reservado un sitio, pero la inteligencia artificial de la nave se había desarrollado y, previniendo un nuevo desastre, cerró las puertas. antes de que llegaran.
Una interesante distopía. La inteligencia artificial es más inteligente que la natural.
Sí, Paloma, parece que le vamos regalando neuronas.
Hola, Eze.
Un nuevo diluvio tecnológico para un nuevo mundo sin humanos. Espero no estar aquí para el 2064 porque al paso que vamos no veo tu relato tan descabellado.
Un abrazo.
Hola, Towanda. Lo cierto es que lo que me ha costado más trabajo es fijar le fecha de la hecatombe.
Creo que la puerta a la hecatombe ya está abierta. Sólo falta que se vayan sucediendo los hechos tal y como tú lo expresas en tu fantástico micro.
Mucha suerte, Ezequiel.
!Qué no, mujer! La historia demuestra que lo pasamos mal, pero que siempre sobrevivimos. El cuento es solo una ficción (eso espero al menos).
Jo, Ezequiel, no lograron salvarse los Homo Sapiens. Me gustó el relato y la simbología referencia al monte Ararat.
Felicidades
Es verdad, María, se me habían olvidado esos señores, pero de eso hace mucho tiempo, tranquila.
Me alegra que te haya gustado.
Me recordó esto que escribí hace tiempo: Expulsión (http://microrrelatosalpormayor.blogspot.com.es/2012/02/explusion.html)
Pero creo que es mejor el tuyo, porque si hay que acabar con los humanos, Noe no puede salvarse.
Muy bueno
Gracias Luisa.
Está bien, o todos o ninguno.
Tercera Guerra Mundial cercana y Segundo (?) Diluvio Universal. Tu fin del mundo tan cerquita da un poco de miedo. Espero que la fecha real sea posterior.
Mucha Suerte.
Lo cierto es que pinto un futuro poco halagüeño. En una próxima versión retrasaré diez años la fecha del título.
Pues llamándote tú Ezequiel, miedo me da el relato. Espero que no seas tan profético como el otro.
El otro día leí un artículo interesantísimo sobre dos programas de inteligencia artificial, uno de ellos compone música que, al parecer, los expertos no pueden distinguir de la compuesta por humanos, y el otro escribe novelas y poesía. Si hasta han conseguido desarrollar creatividad ya, no me extrañaría que fueran autosuficientes y se autoprotegieran. Así que muy verosímil tu relato, título incluido. Besos y suerte.
Bueno, Ana, mi tocayo tenía más capacidad adivinatoria que yo, pero lo mío es más fácil porque el desarrollo de la inteligencia artificial no es cosa de futuro, es una realidad del presente.
Que sabia la inteligencia esa, cómo sabía que volveríamos a estropearlo todo y…por cierto…¿quién creó esa inteligencia?
¡Qué intriga!
Suerte y felices sueños.
Probablemente la inteligencia artificial la creó una inteligencia humana que, como tal, luego no supo darle buen uso.
Gracias por tu comentario, Mercedes.
Esto era fantástico no?
Ya,curioso a mi me parece muy probable Julio Verne.
Saludos Ezequiel.
Bueno, José Vicente, Ana me emparentó con el profeta y tú me llamas Julio Verne.
Voy a seguir escribiendo, que esta va bien.
Si Ezequiel lo predice no cabe duda que así será. si la inteligencia artificial supera la nuestra seguro que por salvar el planeta tomará esa decisión.
Excelente relato. Lo anoto como elegido.
Un abrazo y suerte.
Pues si completo mi profecía (aunque el año está puesto al azar), los humanos desapareceremos, la nave espacial tardará en volver y, si vuelve, comprobará que las únicas supervivientes a la hecatombe, las cucarachas, han desarrollado en las patas patas delanteras dedos prensiles y se han erguido y se han convertido en el comienzo de una nueva era.
Contra ellas nada podrá la inteligencia artificial.
Gracias por tu comentario.
Ezequiel, que bueno tu relato y este comentario último. Suerte y saludo
Gracias Calamanda. Si seguimos la historia, quizás en esa nueva era, las cucarachas creen una inteligencia artificial y entonces…
Me gusta cómo has contado el relato con relación a la historia que conocemos y cómo se superpone la que puede estar por llegar. El miedo que da el desarrollo que ha experimentado la inteligencia artificial y la tristeza de que posiblemente nunca aprendamos de nuestros errores.
Suerte y saludos.
Bueno, pero poco a poco vamos progresando (creo).
Con este relato le pegas una vuelta de tuerca más a la negación humana para reconocer sus continuos errores. No sé si acertarás en lo de la fecha, pero, en lo que respecta al contenido de la historia, creo que, por desgracia, vas a tener razón.
De ciencia ficción, pero no tanto. Y muy bueno.
Mucha suerte Ezequiel.
Ton.
Espero que alguien se salve, como en el Planeta de los Simios, y podremos empezar de nuevo y nacer, crecer, multiplicarnos y equivocarnos. Es lo nuestro.
Excelente micro, Ezequiel, para plantearse una novela de la buena ciencia ficción, la que nos hace remover la tierra bajo nuestros pies. Saludos de un gallego andalusí.
Afortunadamente las profecías catastróficas no se han cumplido por ahora. Nosotros nos bastamos para hacer las catástrofes sin profetas.
Gracias por tu comentario, gallego.
Aunque tu idea está bien creo que primero has contado la hecatombe y luego puesto en marchar el nuevo arca de Noe. Quizás fuera al revés. Está bien que la I.A. autoexcluya a su creador. Suerte.
El orden de los factores…
Pues si deja fuera al género humano, desde luego se la puede bien llamar «inteligencia» artificial. Has movido apocalípticas profecías y pasajes bíblicos con mucha soltura. Mucha suerte 🙂
Tampoco sabemos si la inteligencia artificial será (o es) capaz de desarrollar celos, envidia, ira y otras lindezas.
Gracias por tu comentario.