102. ALMA MÍA (MARÍA ORDÓÑEZ)
Por fin, desde una nueva terraza, pude advertir tu belleza absoluta, el esplendor de tus aguas, ese azul profundo del que habla el poeta. Creí perder el aliento ante semejante inasible y gloriosa inmensidad. Y a pesar de haberte conocido casi desde siempre, fue sólo en ese instante, que te empecé a amar.
Para mí eras angustia, terror. Tus aguas persistían obscuras, lóbregas, merodeadas por pavorosos peces que hacían remecer la frágil madera bajo mis pequeños pies. Y no me abandonaba tu rugir constante, temible amenaza en mis noches de esa casa verde, prendida a delgados pilares hundidos en lo profundo de tus arenas. Casa que arrastró un tsunami que no vi, pero que intuía te alcanzaría en cualquier momento.
Hogar de pescadores, al final de un larguísimo muelle que invadía tu reino sin recelo alguno. Morada que acogió a mi madre con su pequeña hija, que huía tal vez, de su propio desamor…
Ahora, finalmente redimida, pude observar gozosa tu otro rostro, Pacífico mío. La tenebrosa compuerta de piso de aquella cocina, ya casi nunca se abre.
Y en ti, ancestral y mágico océano, reconozco mi alma: a veces resplandeciente, mansa y feliz, a veces oscura, amenazante y feroz.
Un Océano cargado de belleza, con un poder que sobrecoge, al que hay que guardar respeto, fuente de vida y a veces amenaza, perfectamente comparable con un alma, con sus altibajos y claroscuros. Al final, todas las naturalezas, de una forma o de otra, están relacionadas.
Un saludo, María. Suerte
Muchas gracias por tu lectura tan certera y clara, como siempre Ángel. Como alguna vez comenté, la suerte ya la tengo, de haberlos conocido a través de estas maravillosas páginas. Un abrazo!
María, trasmites con delicadeza la fuerza de ese oceano y lo que representa para la protagonista. Suerte y saludos
Entonces, ahí voy… si uno logra transmitir algo con lo que escribe, Calamanda querida, se puede sentir agraciado ya! Gracias por tu lindo comentario. Saludos para ti también!
¿Ves, María, como es posible evadirse un momento de las tristezas circundantes para escribir cosas bellas? Te ha salido un relato muy intimista en el que el narrador funde su alma con el océano. Belleza en estado puro.
Gracias por el regalo.
Besotes y mucha suerte.
Muchas gracias, Rafa querido. Pues sí, tienes razón. El tema, felizmente, alejó mi pensamiento de esto tan tremendo que México está viviendo, y pude regresar a mi… El regalo me lo haces tú siempre, invitándome a no dejar de escribir… y si, debo seguir haciéndolo para seguir aprendiendo. Hoy leeré todo lo que me he perdido de ustedes, mis maestros, mis autores favoritos de ENTC. Un beso grande!
María. Has hecho una conjunción perfecta entre el alma y el océano, a través de un lenguaje muy poético y lleno de imágenes muy acordes con el mundo interior y marino.
Desde España, mi enhorabuena.
Muchas gracias, María, por tu amable comentario. Un abrazo desde México!
Poético relato, lleno de sensaciones. El mar es así, desafiante o manso, como es a menudo nuestra propia alma.
Me ha encatado esta similitud.
Felicidades y suerte.
Besos
Qué linda, muchas gracias por tu comentario. Que me lean maestras como tú, me hace desear seguir escribiendo. Un abrazo!
Muchas gracias Ana. Me siento muy honrada de que me leas. Gracias por tus palabras! Besos para ti también!
Cuando se mira al océano de la vida sin miedo, desafiante a los infortunios que nos zarandean, se puede comprender su belleza, y, ya sin temor en el alma, navegar sobre sus olas. Me ha encantado, María. Abrazos.
Muchas gracias, Salvador por tan bello comentario y por tu generosa crítica. Un abrazo con la admiración que le profeso.