ENE148. SIETE DEDOS, de David Vivancos Allepuz
Esta mañana, qué hartazgo, he vuelto a amanecer con siete dedos en cada mano. Supongo que también en los pies pero me da pereza, y hasta cierto desasosiego, o angustia, levantar la sábana y mirar debajo. Si bien es cierto que tiene sus ventajas, esto de los siete dedos no deja de ser fastidioso. Cuando bailo sevillanas, por ejemplo, compongo figuras fascinantes con las manos que causan admiración y mis sobrinas quedan prendadas de las fantásticas sombras chinas con las que las sorprendo al levantarse de la siesta. De acuerdo, todo eso es verdad. Es satisfactorio, sí. Pero hoy voy a tener que volver a llamar a mi representante para que suspenda el recital de esta noche. Porque es imposible que los del auditorio me consigan un teclado adaptado en tan pocas horas. Imposible. Es fastidioso, ya digo.
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¡jejejejeje!, veo que no es una ventaja tener de más. Con sentido del humor, se agradece.
Que tengas suerte
Saludos
Anna J R
! Que arte ¡ Eso sí, los pisotones deben ser fuertes. Y lo que debes gastar en lima y esmalte de uñas.
Buen relato, con mucha gracia y frescura en la voz, buen vocabulario y un final muy apropiado.
Suerte y gracias por la sonrisa.
Muy simpático tu relato!!
Me ha gustado mucho, pero el final… aich… a riesgo de parecer pedante, me gustaría hacer una apreciación, en cuanto al tema de la verosimilitud, no por el hecho de tener 7 dedos, sino de no poder tocar el piano («modificar el teclado») por el hecho de tener más dedos. Yo creo, por mi experiencia (toco el piano) que con más dedos no habría que modificar el teclado (tocas igual, pero con más dedos, como si tienes menos, te «organizas» tú con lo que tienes), lo que habría que cambiar, en todo caso sería la digitación (el dedo que corresponde a cada nota) que aparece en la partitura.
No he podido resistirme, no te lo tomes a mal, eh???
Un saludo
Marta
Marta, no me lo tomo a mal, en absoluto: pronto tendrás noticias de mis abogados 😉
Un abrazo,
D.
Bueeeno… retiro el guante que te he lanzado (que con tus 7 dedos no te vale de ná, je, je…), dame un tiempito para perfeccionar mi esgrima y entonces nos enfrentaremos a un duelo-cuentista de verdad… pero de verdad de la güena 🙂
Un abrazo!!!
Marta
Marta, en cuanto estés lista, me bato gustoso. Ya sabes dónde encontrarme 😉
Un abrazo para ti también,
D.
Anna, Antonia, Marta… ¿sentido del humor? ¡Cómo se nota que no padecéis este drama mío de los siete dedos circunstanciales!
En serio, celebro haberos hecho sonreír. Ese era mi propósito.
Abrazos,
D.
¡Uy, uy! quitando lo del teclado, hay un montón de cosas que se pueden hacer con siete dedos, jajaja.
Muy divertido tu relato y sin muertos.
Suerte
Besitos
Je,je,je, muy bueno, David. Soy de la opinión de Elysa, optimización de recursos… ;o)
Un abrazo
David, siete es numéro mágico; seguro que viene cargado de suerte. Un saludo.
Original, sobrio y sencillo. Me gustó.
Un saludo
Muy original el relato, sobre todo el principio nos engancha a querer saber más de este señor que amanece con siete dedos y que le angustia solo de pensarlo. Pero tocar el piano con siete dedos tiene que ser una gozada, menudos acordes puedes montar… Y las caricias… ¡qué deliciosas cosquillas pueden hacer siete dedos!
Elysa, Eva, Calamanda, Miguel Ángel, Puri, gracias por dejar vuestro comentario. Tened en cuenta que hube de sintetizar las ventajas de los siete dedos. Son tantas… las que se os ocurran y más. Pero, creedme, es un lío tocar el piano así. De verdad 😉
Un abrazo a todos,
D.
La originalidad de un hombre con un número variable de dedos es lo que más me ha gustado. Eso y cómo vas añadiendo ingredientes a tu historia, para que el «guiso» vaya cogiendo sabor. Mucha suerte David.
¿Y la flauta? ¿Has probado con ella? No sé, lo digo por calmar esas inquietudes musicales…
Muy imaginativo y original. Se disfruta de principio a fin.
Gracias, Paloma, a ver si a los comensales también les parece satisfactorio el guiso. Ojalá mi plato acabara formando parte del menú, jajaja.
La flauta, ¡claro! Aunque yo creo que el pandeiro ofrece mayores posibilidades. Ahí lo dejo.
Suerte para ti también y para todos los demás compañeros, claro. Un abrazo,
D.
Muy divertido David, enhorabuena. Nuria.
Gracias, Ana, gracias, Nuria. Suerte a ambas…
A mí me parece una mini-ficción muy bien escrita, me ha hecho sonreir, sabes bien lo que haces, David, y eso lo aprecia el lector.
Ahora bien, para llamarlo «microrrelato», me falta un conflicto de fondo, un leve cambio en el protagonista, más allá de la ingeniosísima ocurrencia que tan bien has plasmado…
Con todo, reitero, he disfrutado mucho de esta lectura, tu incorporación al blog es una gran noticia!!!
Un abrazo
NACHO RUBIO
Como te decía ayer, me encanta la imagen de los siete dedos haciendo florituras sevillanas, aunque no soy yo mucho de sevillanas ni flamenquismos, pero me imagino las maravillas que hubiesen hecho los Locomía con esas manazas, ¿se te ocurre el tamaño de los abanicos??
Uf, los Locomía. Aurora, acabas de traerme a la memoria imágenes que preferiría hubieran seguido en las brumas del olvido durante siglos.
Nacho, a ti te contesté ayer largo y tendido pero los duendes hicieron desaparecer mi respuesta. Venía a decirte que microrrelato o minificción, tanto da si acabas disfrutando de la lectura, ¿verdad? Yo es que desconozco la diferencia entre uno y otra. Ni siquiera sé qué es lo que escribo… Por supuesto, tendré en cuenta tu consejo, amigo.
Un abrazo a ambos y la mejor de las suertes,
D.