ENE131. OÍR CAMPANAS, de Alicia Yustas Humanes
Cuando me despierto, me rodea el silencio. Me levanto, me visto, llevo el desayuno al salón, y a medida que me acerco al sofá, comienzo a oír unas campanillas lejanas. Me siento y el sonido alcanza su máxima intensidad. Mientras desayuno, las campanillas parecen sonar justo sobre mi cabeza, a escasos centímetros. Suenan como de cristal y tintinean a intervalos irregulares. La primera vez que las oí miré sobre mi cabeza, luego a mi alrededor, buscando el dichoso instrumento. Nada.
Un día, harto y desesperado, compré un pico y comencé a picar sobre el sofá, en busca del cacharro. Sólo ví el dormitorio a través del agujero. Después, ataqué el suelo sin compasión hasta hacer un boquete de un metro, y sólo encontré cemento y hormigón. Ni rastro de ningún aparato emisor. Sudando y temblándome los brazos, miré hacia arriba. Con la taladradora y la broca más gorda, empecé a horadar el techo. A los diez minutos, mi vecino llamó a la puerta.
– ¿Qué demonios está haciendo?
Me apartó y entró en el salón. Miró pasmado los diversos boquetes. Luego su expresión cambió, y me dijo sonriendo:
– Qué campanillas más lindas …
Alicia, original desenlace. Suerte y saludos.
Muchas gracias, Calamanda. Un saludo
Que bonito, que desenlace más abierto. Da para pensar!! Original y sorprendente. Mucha suerte Alicia!
Muchas gracias, querida anónima 😉 Pues piensa, piensa, que para eso valen los microcuentos. Besos
Estoy de acuerdo, da que pensar…
Te convertiste en albañil de letras.
Abrazo.
Lines
Muchas gracias, Lines, qué piropo más bonito, albañil de letras, me encanta.
Un abrazo
Muchas gracias, Ana, quizá se acostumbró o quizá vendió la casa 🙂
Un saludo
Tu relato me ha hecho sonreír Alicia.
¿Es posible que las campanillas las rocadero el vecino de arriba para hacerle la vida imposible?
Al menos a mi me sugiere eso.
Que tengas mucha suerte. Saludos
Muchas gracias, José Ángel. Como el final está abierto, cada lector puede imaginarse la continuación, y cada explicación es válida 🙂 Un abrazo.